Cuidar el planeta, cuidar la vida.
El próximo día 8 de abril, la Iglesia española celebra la Jornada por la Vida bajo el lema “La vida, buena noticia”. La celebración que, en condiciones normales tiene lugar el día 25 de marzo, coincidiendo con la fiesta de la encarnación de nuestro Señor Jesucristo, este año, al coincidir con el lunes santo, ha cambiado de fecha.
En el mensaje que los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida nos dirigen con este motivo, recuerdan en primer lugar, que la vida es un don de Dios, no un derecho absoluto. Frente al derecho que es algo que podemos exigir, el don es acogido con gratitud. También nos recuerdan la diferencia entre un regalo y un don. Aquél es el que se me da para que disponga de él a mi gusto, mientras que éste implica una tarea, una responsabilidad.
Por ser don y, por lo tanto, buena noticia, la vida deberá ser acogida siempre de forma incondicional, ya desde sus primeros momentos. Por desgracia, al menos en España, ha pisado fuerte una cultura antinatalista que, en vez de valorar positivamente la maternidad, la ha presentado como algo negativo y esclavizador para la mujer. Un determinado tipo de feminismo ha estado detrás. Como respuesta, se hace necesario ayudar a entender a la madre que la vida que lleva en su seno es realmente una buena noticia.
Junto a esta batalla cultural, hay que implementar políticas de apoyo a la natalidad. Desde luego, no se favorece ésta encareciendo de forma exagerada el precio de la vivienda, ni obligando al pluriempleo para poder llevar una vida digna, ni tampoco legislando a favor del aborto y de la eutanasia. Frente a estas políticas, se deben abrir paso las ayudas efectivas integrales a las madres embarazadas y, en general, a las familias, con el fin de que puedan plantearse libre y responsablemente la posibilidad de traer al mundo un nuevo hijo.
Por otra parte, es importante también apoyar los avances médicos que ayuden a detectar y remediar las causas de la esterilidad, pero sin olvidar que la vida es un don y que, por lo tanto, no puede considerarse un derecho recurrir a soluciones que ofenden la dignidad de la mujer y del niño, como son la fecundación artificial y la maternidad subrogada.
También debemos apoyar la vida de las personas en su fase intermedia, sobre todo cuando atraviesa tramos de fragilidad. En este sentido, hay que denunciar la trata de personas, las violaciones de la dignidad humana que se sustancian tratando a las personas como meros objetos de explotación económica y física, las situaciones de pobreza extrema, el maltrato de los inmigrantes… Y, por supuesto, hemos de cuidar la vida también en su tramo final, puesto que, también entonces, sigue siendo una buena noticia.
También la vida del Planeta es una buena noticia. Esa misma semana, concretamente el sábado 13 de abril, a partir de las diez y media de la mañana, en el Colegio San Ignacio de Ponferrada, la Delegación Diocesana de Pastoral del trabajo y Ecología Integral organiza una jornada bajo el título “Cuidar el Planeta. Cuidar la Vida”. El Dios que se goza con lo creado (cf. Gen 1, 31), ha puesto al hombre como administrador, que no dueño de la creación; sin embargo -como recuerda el Papa Francisco en Laudato Si´- con demasiada frecuencia se deja llevar por la misma ambición que cosifica a las personas y al resto de la creación, manipulándolos y utilizándolos a su antojo. Uno de los efectos de estos comportamientos es el cambio climático que afecta a todos, pero especialmente a los más pobres. La participación en la Jornada nos ayudará a tomar conciencia de nuestra responsabilidad y a dar una respuesta adecuada. Estáis invitados. En Cristo, renace la vida. ¡Feliz Pascua de Resurrección!