“Velad, porque no sabéis el día ni la hora”. (Mt 25,13)
- Muchos de los desastres naturales, el estallido de las guerras y casi todos los accidentes nos sorprenden desprevenidos. ¿Por qué vivimos tan despreocupados?”
- ¿La atención al pasado y el interés por recuperar la memoria histórica no nos estarán llevando a ignorar los desafíos del presente?
- ¿Tenemos en cuenta que la fe es incomprensible y estéril si no suscita y mantiene la virtud de la esperanza?
- Jesús nos prometió estar con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos, ¿Hemos aprendido a descifrar los signos de los tiempos que indican su presencia?
- Las lámparas antiguas no lucían si no tenían aceite. ¿Qué le falta a nuestra vida cristiana cuando no ilumina el ambiente en que vivimos?
- Las jóvenes que tienen sus lámparas apagadas dirigen una súplica al esposo, pero no son escuchadas. ¿Nos dice algo esa imagen para evaluar nuestra oración?
- Jesús nos exhorta a mantener la vigilancia porque no sabemos el día y la hora de su venida. ¿Actúo personalmente como si cada día y cada momento fuese la hora de su manifestación?