Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social invitan a las comunidades cristianas, con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, a incluir la conciencia ecológica en los procesos catequéticos de niños y jóvenes. «El cuidado de la creación es, sin ninguna duda, un elemento central en la formación cristiana», dicen en un mensaje para la ocasión.
Con esta jornada se inicia, además, el Tiempo de la Creación, que se extenderá hasta el 4 de octubre, un periodo para recordar que «nuestras acciones son oportunidades de construir modos de existencia respetuosos con la preciosa obra de Dios que nos rodea y con los hermanos y hermanas que comparten la casa común». Insisten los obispos en vivir «la gozosa sobriedad» y en la conversión ecológica, que «es un asunto de todos y cada uno de nosotros, no solo por urgencia planetaria, sino también como camino de plenitud, felicidad y sentido».
Con el papa Francisco, critican las políticas económicas que favorecen riquezas escandalosas para unos pocos y condiciones de degradación para muchos, y dejan «verdaderas deudas ecológicas». «Es necesario habilitar medidas nuevas, valientes y audaces, que reorienten las decisiones y las iniciativas que nos afectan globalmente bajo el prisma de la justicia humana, la sostenibilidad global y la ecología integral», recalcan.
En su opinión, detrás de gran parte del sufrimiento humano se intuye «una cosmovisión utilitarista del mundo y de su riqueza». Y añaden: «La sobreexplotación de los recursos conduce a un escenario de escasez y de pobreza, que se traduce en desastre y dolor para comunidades enteras de personas. No habrá paz sin justicia. Cada rostro, víctima del deterioro de la creación no cuidada, es una acusación de pecado que tendremos que afrontar como sociedad».
Citan dos situaciones concretas. La migración por causas climáticas y la gestión del agua en España. Sobre la primera cuestión, denuncian «las prácticas que atentan y pervierten el vínculo sagrado de las personas con el planeta». «Poblaciones enteras sometidas a condiciones de vida inequívocamente injustas, están pagando en sus vidas las transformaciones rápidas y extremas de los fenómenos naturales que aparecen por la emisión de gases de efecto invernadero», agregan.
Sobre el agua en España, recuerdan que «no se puede hacer política con el agua de todos sin tener en cuenta a las personas y comunidades que enraízan sus historias y proyectos vitales en ella: desde la realidad rural de la España vaciada hasta la preservación de nuestros recursos hídricos y agroforestales».
Y concluyen: «La conversión que hoy se nos pide alcanza al vínculo y la comunión con la tierra, el aire, el agua y las criaturas. Una comunión que solo será posible desde el respeto, el conocimiento y la certeza profunda de que nuestro destino, y especialmente el de los más débiles y frágiles, se encuentra entretejido en el hermoso tapiz de su creación».