La primera directora de la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española falleció el pasado 7 de abril, Domingo de la Misericordia
El pasado 7 de abril, Domingo de la Misericordia, siguiendo las huellas de los santos como hiciera en este mundo, María Encarnación González Rodríguez, nuestra querida Encarnita, se encaminó hacia la Casa del Padre, tras una larga enfermedad que supo llevar con serenidad, confianza y conciencia.
Nació en Villaveta (Burgos) en febrero de 1943, y en Burgos se incorporó a su querida Institución Teresiana. Su formación académica la fue preparando para las misiones que la Providencia le confió. Se licenció en Filosofía y Letras, sección de Historia, en la Universidad de Valladolid y se doctoró en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Barcelona. Completó estos estudios con la Licenciatura en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y el Diploma de la Congregación de las Causas de los Santos en Roma. Por su preparación y profesionalidad, se le encomendaron tareas de investigación relacionadas con su Institución y, posteriormente, fue llamada al servicio de postuladora general, que desarrolló desde 1996 a 2022, dedicándose a las causas de Pedro Poveda, Victoria Díez, Josefa Segovia y Elisa Giambelluca.
El 25 de enero de 2001, la Conferencia Episcopal Española crea la Oficina para las Causas de los Santos para coordinar las causas de los mártires de la persecución religiosa en España (1934-1939), tarea compleja para la que se necesita una persona con experiencia y capacidad. Se piensa en la postuladora general de la Institución Teresiana, que acepta el encargo con generosidad. A partir de ese momento, paso a paso, comienza la coordinación con las diócesis y el dicasterio romano, crea un importante fondo documental y bibliográfico y convoca cursos y jornadas para formar en la teoría y en la práctica de las causas de los santos. Cuida especialmente las publicaciones sobre los mártires, entre otras obras de su autoría, y siempre está disponible para compartir su sabiduría en cursos, conferencias, seminarios, congresos.
De su labor se benefician muchas personas que adquieren las competencias necesarias para este servicio eclesial. Y todas encuentran en Encarnita el apoyo necesario. Así lo expresan numerosos testimonios que nos han llegado en estos días: «Agradezco al Señor el don que para los que estamos metidos en el fomento de ejemplos de santidad ha supuesto esta mujer competente, lúcida, atenta, respetuosa y, cómo no, fiel creyente»; «la recuerdo siempre alegre, atenta, entusiasta, una gran profesional, una mujer de mucho empuje y trabajadora como ella sola»; «la conocí, frecuenté y estimé durante muchos años. Recuerdo la pasión y entrega que ponía en su trabajo, así como la preparación y experiencia que generosamente ponía a disposición de todos nosotros. Seguro que el Señor ya la ha acogido en sus brazos y disfruta de la compañía de los muchos santos que promovió como postuladora»; «Dios nuestro Señor premiará los trabajos y desvelos que con tanta competencia hizo posible, entre otros muchos logros: la canonización del padre Poveda, el doctorado de san Juan de Ávila y las dos multitudinarias beatificaciones de mártires de 2007 y 2013».
En 2013 finaliza su encargo en la Oficina para las Causas de los Santos y en 2015 recibe el reconocimiento de este servicio con la medalla de Dama Comendadora de la Orden de San Gregorio Magno, concedida por el papa Francisco.
¡Gracias, Encarnita! Ayúdanos a hacer nuestras estas palabras con las que finalizabas uno de tus artículos: «Sabemos ―el Concilio nos lo ha recordado y estamos convencidos ― que todos hemos sido llamados a la santidad. ¿No será el momento de responder con libertad, decisión y constancia a esta vocación, a este amor?».