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Mariano Crociata en España: «Vivimos en un mundo en el que lo natural es no creer»

El presidente de los obispos de la UE (COMECE) subraya, sin embargo, que la secularización no es el final de la religión: «El cristianismo se convertirá cada vez más en una religión elegida. Será una elección madura y pensada»

El presidente de la Comisión de Conferencias Episcopales de la UE (COMECE), Mariano Crociata, ha visitado España por primera vez desde que lidera a los obispos europeos. Y lo ha hecho para participar en la jornada internacional organizada por la Fundación Pablo VI y el Istituto Paolo VI sobre el tema Hacia una ciudadanía europea participativa.

En un panel en el que también han estado presentes el sacerdote y filósofo Tomáš Halík; el secretario general de la COMECE, Manuel Barrios; y el presidente de la Iglesia Evangélica Española, Alfredo Abad, el obispo italiano ha subrayado que la relación entre sociedad y relación ha cambiado muchísimo, de modo que «la religión ya no tiene ninguna influencia sobre las otras áreas de la sociedad: la economía, la justicia, la ciencia…».

De hecho, ha subrayado, el gran cambio es el paso de un mundo en el que la religión y la fe eran algo evidente a otro en el que ya no lo es. «Antes, era natural creer. Ahora, vivimos en un mundo en el que es natural no creer. La fe es una elección entre muchas otras», ha agregado.

Para Crociata esto puede tener aspectos positivos, pues «el cristianismo se convertirá, cada vez más, en una religión elegida», y, por tanto, «será una elección madura y pensada». Por tanto, ha concluido, «la secularización no es el fin de la religión».

En este contexto, ha sugerido que la postura de la Iglesia y los cristianos debe ser la del diálogo positivo con el mundo contemporáneo, algo «nada fácil». En este sentido, ha dicho que tanto las instituciones europeas como las Iglesias cristianas, aunque en planos diferentes, comparten debilidades y, en consecuencia, sería bueno que se ayudase entre ellas. «Deberían acabarse las sospechas y la desconfianza entre ambas partes», ha sentenciado.

Así, la tarea de la Iglesia, ha concluido, se puede desarrollar en dos planos: en la relación entre los líderes religiosos y las instituciones de la UE, pero también en la implicación de los cristianos de a pie: «Ellos son sociedad civil y contribuyen a formar y a construir, según su propio estilo, la Unión Europea».

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