Acabamos de dejar atrás el año 2023 que iniciábamos el uno de enero con la celebración de la Jornada Mundial de la Paz. Lo hacíamos anhelando la paz para Ucrania, pero, ni ha llegado, ni se la atisba en el horizonte. Por si fuera poco, en octubre estallaba el conflicto en Gaza. La masacre provocada tras la incursión del grupo terrorista Hamás en territorio israelí, el día 7 de octubre, está siendo respondida con contundencia y sin miramientos por el poderoso ejército judío. Realmente el mundo se mueve entre la fragmentación y la violencia.
Situados en nuestro país, somos testigos también cada día de una fuerte polarización social y política. Tampoco en el terreno económico marchan bien las cosas. Aunque los efectos de la inflación que causó graves problemas a muchas familias, se está moderando, sigue limitando nuestras posibilidades. Tampoco la situación laboral es buena, y está afectando especialmente a los más jóvenes que, según los últimos estudios, tardan siete años más que la generación “boomer”, que tiene ahora más de 50 años, en lograr el sueldo nacional medio.
Este ambiente de crispación y enfrentamiento se está trasladando también al interior de la Iglesia. El último episodio lo hemos vivido a propósito de la Declaración Fiducia supplicans aprobada por el Papa Francisco. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe asegura que la Declaración pretende distinguir dos formas distintas de bendiciones: la litúrgica o ritualizada y la espontánea o pastoral. Estas últimas “no son una consagración de la persona o pareja que las recibe, no justifican todas sus acciones, no ratifican la vida que llevan”. A pesar de ello, la posible dispensa de este tipo de bendiciones a parejas irregulares y homosexuales está siendo muy contestada por 15 Conferencias episcopales y una veintena de diócesis de todo el mundo.
Precisamente, para atajar, entre otros, el mal de la división, está teniendo lugar el Sínodo que lleva por título “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Después de las etapas diocesana y nacional, a lo largo del año 2023, se ha desarrollado la etapa continental, centrada en el estudio del documento de trabajo “Ensancha el espacio de tu tienda”. Nuestra diócesis, aunque de forma humilde, ha participado también en este acontecimiento y ha aportado sus respuestas al documento de trabajo. Finalmente, en el mes de octubre, ha tenido lugar en Roma la primera sesión de la Asamblea sinodal, que ha contado con la participación de quinientos participantes, incluidos religiosos y laicos, representantes de las distintas Conferencias episcopales, también de la nuestra.
Otro acontecimiento muy importante y significativo, a nivel de la Iglesia universal, ha sido la JMJ Lisboa 2023. La presencia y la palabra del Papa Francisco ha sido un revulsivo para cientos de miles de jóvenes de todo el mundo, y especialmente de España. Nuestra diócesis también estuvo representada por una cincuentena de jóvenes, un número que, aunque escaso, es significativo y nos reclama con urgencia seguir acompañándolos en su crecimiento como discípulos misioneros de Cristo.
Ciñéndonos en exclusiva a nuestra Iglesia particular, hemos de destacar el esfuerzo realizado en la implementación del proyecto de las UPA, particularmente en el terreno de la acción caritativa y social, la consolidación de la EDEU, la elaboración del nuevo Plan pastoral diocesano 2023-2028 “Se volvieron a Jerusalén. Hacer grande la comunidad”, la Visita Pastoral y el diseño de un nuevo Proyecto de preparación al matrimonio que incide especialmente en el acompañamiento. Agradecemos al Señor su ayuda y le pedimos perdone nuestra torpeza al labrar la tierra y sembrar la semilla de su Reino.