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Pueblo de Dios unido en la misión

* Luis Manuel Romero Sánchez es director de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida

En el Congreso de Laicos, Pueblo de Dios en salida, (Madrid, 14-16 de febrero de 2020), que fue un acontecimiento fundamental en la vida de nuestra Iglesia en España, surgió un estilo de trabajo desde dos claves transversales (sinodalidad y discernimiento), con el compromiso de seguir profundizando, en los años sucesivos, en cuatro Itinerarios —Primer Anuncio, Acompañamiento, Procesos formativos y Presencia en la vida pública—, que concretan el camino natural de la fe y son los cuatro ejes sobre los que se articula la vida pastoral y la misión de la Iglesia. 

Inmediatamente después, nos tocó sufrir el drama de la pandemia, pero con la inestimable ayuda del Consejo Asesor de Laicos, fruto del Congreso, se mantuvo la ilusión y el deseo unánime de seguir dinamizando la corresponsabilidad de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Cuando volvíamos a la normalidad, el papa Francisco nos convocaba como Iglesia universal a un proceso sinodal para aprender a caminar juntos —pastores, vida consagrada y laicos— tomando conciencia de la importancia de la comunión, la participación y la misión. Entonces, desde la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida hicimos una opción clara por integrar nuestro proceso en la convocatoria a nivel de Iglesia universal sabiendo que trabajar la sinodalidad era dar continuidad también al Congreso de Laicos.  

A la luz del Congreso de Laicos y del proceso sinodal, en el que seguimos comprometidos, el curso 2022-2023 se planteó comenzar a profundizar en el Itinerario sobre el Primer Anuncio, sin olvidar el estilo que nos ha caracterizado, es decir, la sinodalidad y el discernimiento. 

Desde el Consejo Asesor de Laicos se hizo una propuesta metodológica sobre el primer anuncio, que abarcaría dos cursos (2022-2024), siguiendo el método de discernimiento que propone el Papa Francisco: reconocer, interpretar y elegir (EG 51). 

Para llevar a cabo el primer paso del «reconocer» se elaboró el documento, Nuevos frutos para un Pueblo de Dios en camino, que nos ayudó a realizar un diagnóstico sobre la realidad del primer anuncio a nivel personal, en nuestras diócesis, movimientos y asociaciones laicales.  

Al final del curso 2022-2023, recogimos las aportaciones sobre el «reconocer» y se presentaron en una Jornada de Apostolado Seglar, cuyo fruto final será el instrumento de trabajo Pueblo de Dios unido en la misión

El instrumento de trabajo se considera un material de mucha riqueza que sirve para hacer realidad la segunda fase del discernimiento, es decir, el «interpretar». Este documento expone qué entendemos por discernimiento, deja constancia de las dificultades personales, comunitarias y sociales en el anuncio de Jesucristo, con una mirada de esperanza para impulsar el Primer Anuncio. Al mismo tiempo se anima a la celebración de un encuentro diocesano o interdiocesano para ir preparando el Encuentro Nacional sobre el Primer Anuncio y subrayar que los que participen en ese encuentro vendrán enviados por sus respectivas realidades eclesiales. 

El último momento del discernimiento comunitario es el «elegir», que será el Encuentro-Congreso sobre el Primer Anuncio, que vamos a celebrar el fin de semana del 16 al 18 de febrero, en Madrid. Este encuentro de la Iglesia que peregrina en España —pastores, vida consagrada y laicos— va a convocar en torno a 700 personas y solo se entiende desde el Congreso de Laicos y el proceso sinodal. 

El objetivo es descubrir el primer anuncio como una prioridad pastoral para la Iglesia que busca, desde del discernimiento en el Espíritu, cómo ser un Pueblo de Dios unido en la misión, es decir, cómo evangelizar en la sociedad actual. 

El primer anuncio se convierte en algo nuclear porque se encuentra en el origen de nuestra vocación bautismal, nos llama a una conversión personal para provocar en la otra persona un encuentro con Jesucristo, que llene de sentido su vida y se sienta invitado a anunciar el Evangelio a los demás. Solo desde la conversión personal podremos también conseguir que nuestras comunidades, movimientos y asociaciones alcancen la renovación deseada para proclamar a Jesucristo en diálogo con creyentes y no creyentes. 

Durante el fin de semana invitamos a los participantes para que, en este camino que estamos recorriendo juntos, realicemos cuatro paradas en torno a: el primer anuncio en la vida cotidiana, las vivencias comunitarias sobre el primer anuncio, el acompañamiento y los procesos formativos en primer anuncio.  

Como expresión de la sinodalidad que vamos poniendo en práctica, me parece importante destacar también que este proceso lo hemos realizado en coordinación y comunión con el Área del Primer Anuncio de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado. 

Esperemos que este encuentro nos ofrezca herramientas y estrategias para que como Iglesia superemos la autorreferencialidad, el inmovilismo y las inercias que nos impiden avanzar hacia una Iglesia sinodal, que escucha y acompaña, en clave de misión, y dispuesta a abrirnos al Espíritu Santo que nos lleva a innovar en nuestros hábitos, costumbres, lenguaje y modos de anunciar a Jesucristo.

En definitiva, este encuentro nos hace soñar con un Pueblo de Dios en salida, en camino y unido en la misión. Este sueño se hará realidad con la gracia del Espíritu Santo y el convencimiento de todos nosotros si vivimos nuestra vocación bautismal, que nos hace evangelizadores, con alegría.  

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