El Pontífice anima a los internos a abrir de par en par las puertas de su corazón para evitar que este se vuelva duro
El papa Francisco abrió una segunda Puerta Santa este jueves tras la de la basílica de San Pedro. Y lo hizo en un lugar muy especial, la cárcel de Rebibbia, donde quiso dejar un mensaje muy concreto. «No perdáis la esperanza. La esperanza nunca defrauda. Nunca», afirmó.
El Pontífice hizo un paralelismo entre la esperanza y un ancla que está en la orilla y sujeta a una embarcación a través de una cuerda. «A veces, la cuerda es dura y nos hace daño en las manos, pero con a cuerda, siempre con la cuerda en la mano, mirando la orilla el ancla nos lleva adelante», ha dicho.
También les ha pedido que tengan las ventanas y las puertas abiertas de par en par, sobre todo la del corazón. «Cuando el corazón está cerrado se vuelve duro como una piedra; se olvida de la ternura. Incluso en las situaciones más difíciles —cada uno de nosotros tiene la suya— siempre el corazón abierto; el corazón, que es precisamente lo que nos hace hermanos. Abrid de par en par las puertas del corazón. Cada uno sabe cómo hacerlo. Cada uno sabe dónde la puerta está cerrada o entreabierta. Cada uno lo sabe», ha explicado.
Y ha concluido: «Os deseo un gran Jubileo. Os deseo mucha paz, mucha paz. Y todos los días rezo por vosotros. De verdad. No es un modo de decir. Pienso en vosotros y rezo por vosotros. Y vosotros rezad por mí».