La iluminacio?n de las iglesias en la Vigilia Pascual
Asi? comienza el Prego?n Pascual: «Exulten por fin los coros de los a?ngeles… por la victoria de Rey tan poderoso… Ale?grese tambie?n nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante».
¿Co?mo no estar seguros de que estamos celebrando ya, y con mayor solemnidad que en cualquier domingo del an?o, la resurreccio?n del Sen?or? Y si esto es asi?, que todas las iglesias, al comenzar el Prego?n Pascual, resplandezcan por su iluminacio?n; que no haya nadie que, para proclamar el Prego?n Pascual, necesite de una linterna para ver su letra y sus notas musicales. ¿Co?mo no estar encendidas ya las luces del templo, si estamos celebrando la resurreccio?n de Jesu?s Luz del mundo? ¿No seri?a eso un contrasentido?
La Iglesia nos asegura sobre lo debemos hacer. En efecto, cuando quien porta el cirio pascual llega adonde esta? el altar y, vuelto a los fieles, canta el tercer «Luz de Cristo», y ellos responden: «Demos gracias a Dios», el Misal Romano contiene este mandato: «Y se encienden las luces de la iglesia».
Y asi? lo expresa la Editio typica tertia del Misal Romano: «Diaconus, cum venerit ante altare, stans versus populum, elevat cereum et tertio cantat: Lumen Christi. Et omnes respondent: Deo gratias. Deinde diaconus cereum paschalem deponit super candelabrum magnum iuxta ambonem paratum, vel in medio presbyterii. Et accenduntur lampades per ecclesiam, exceptis cereis altaris».
Fray Gregorio Corta?zar Vinuesa, O.C.D.