Recíbase esta obra como lo que es: no como la edición de unas obras completas, ni siquiera unas obras selectas; sino, en todo caso, como la presentación más completa hasta la fecha de las líneas temáticas que configuraron todo su pensamiento
La Biblioteca de Autores Cristianos presenta este Enchiridion con absoluta fidelidad a la etimología del término: más que como una obra —o compendio de obras— del beato Ramón Llull, viene a ser un «manual» para entenderle, algo así como una suma de todo su pensamiento teológico y filosófico. Hay que conocer la amplitud de lo que se conoce como «el problema luliano» para ponderar correctamente lo que significa la publicación de este Enchiridion Theologicum, recientemente sacado a la luz por la BAC con el respaldo del Ateneu Universitari Sant Pacià y del Institut Ramon Llull; para captar, decimos, lo que supone su publicación en el contexto de los estudios lulianos y el conjunto de toda la sociedad en general.
Ramón Llull escribió unas 280 obras, su producción es extensa, prolífica y extremadamente variada, lo que dificulta el estudio sistemático de los temas fundamentales que atraviesan todo su quehacer literario. Se añade a esto que su estilo expositivo no siguió nunca una pauta ni se ciñó a un esquema concreto, sino que fue de un tema para otro, de forma un tanto anárquica y muy al pairo de los principios de la pedagogía escolástica. Este, y no otro motivo, es el que mueve a Jordi Gayà Estelrich, insigne investigador de la vida y obra de Ramón Llull, a elaborar este enquiridión, este manual, esta agrupación de temas teológicos esenciales guiados por la lectura ilustrativa —y en edición bilingüe— de hasta 150 títulos, pero sin desdeñar los restantes, pues si no editados, sí que aparecen todos debidamente referenciados. Se trata, a fin de cuentas, de vertebrar, de dar un tronco organizado a los temas y motivos que recorren toda la obra luliana.
Así, nos las habemos con un libro distribuido en siete bloques, cada uno centrado en los grandes temas a los que se acercó, de una u otra forma, a través de su escritura: su vida y propósitos; las buenas formas en la predicación de la fe católica, principalmente a «los infieles»; toda su teoría del Arte; su particular definición de teología, puesta en caja alta por él mismo; el recorrido por los artículos del Credo según están formulados en el Símbolo de la fe y, finalmente, los signos de la fe cristiana, tales como la existencia de la Iglesia, los sacramentos, el estilo de vida que ha de tener el cristiano y la inclinación natural a la contemplación.
Recíbase esta obra como lo que es: no como la edición de unas obras completas, ni siquiera unas obras selectas; sino, en todo caso, como la presentación más completa hasta la fecha de las líneas temáticas que configuraron todo su pensamiento. Así, se verá que una lectura sosegada de este tomo viene a demostrar que, efectivamente, no se puede tener al beato Ramón Llull como un referente de vida y de cultura si se desatiende a su dimensión creyente.
Fue un hombre de letras, un hombre de sociedad, un hombre de lenguas, un hombre de filosofía, pero, ante todo, sobre todo, por encima de todo, fue un hombre de fe. Salúdese, pues, este Enchiridion Theologicum Lullianum como el magno compendio de quien una vez se convirtiese «a la penitencia», por usar sus palabras, y que a partir de ahí dedicó toda su vida y toda su capacidad —que no fue poca— al anuncio incansable de la Buena Noticia que había descubierto. Y venga, por último, esta publicación a arrojar algo más de luz sobre su figura y a sacar de las sombras al que, paradójicamente, se sigue conociendo en la historia como el «doctor iluminado».