Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Súplica confiada

“Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David” (Mt 15,22)

  1. La súplica de la mujer cananea nos llama la atención por venir de una extranjera y posiblemente pagana. ¿Somos conscientes del dolor y de los sufrimientos que afectan a todos los hombres y  mujeres de este mundo?
  2. El evangelio sugiere que también entre las gentes que no pertenecen a Israel se encuentran modelos de oración. ¿Hemos aprendido a ver que los considerados como paganos pueden tener un profundo sentido religioso?
  3. La mujer cananea se dirige a Jesús, invocándolo como Señor. ¿Los que nos decimos seguidores de Jesús reconocemos con humildad su señorío sobre nuestras vidas y sobre nuestras decisiones concretas?
  4. Por otra parte, ¿tenemos la fe y la osadía necesarias para proclamar y aceptar el señorío de Jesucristo sobre los poderes de este mundo y sobre las estructuras que hemos creado en nuestra sociedad?
  5. La mujer cananea se dirige a Jesús con el título mesiánico de “Hijo de David”. ¿Estamos dispuestos a recocer las “semillas del Verbo” que pueden encontrarse en las diversas culturas y religiones no cristianas?
  6. Seguramente conocemos personas que tienen dificultades para aceptar la fe. Sin ánimo de hacer un fácil proselitismo, ¿no tendremos que ayudarles a descubrir confiadamente la misericordia de Dios?
  7.  ¿Y yo, me reconozco como un discípulo de Jesús, dispuesto a acercar hasta él a las personas que lo buscan implorando su compasión?
This Pop-up Is Included in the Theme
Best Choice for Creatives
Purchase Now