Al mismo tiempo que Salvatore Cernuzio, el creador de Popecast, contaba al papa Francisco la buena acogida que había tenido el primer episodio, sobre el décimo aniversario de su pontificado, le propuso grabar de nuevo. El Pontífice sonrió y el periodista le avanzó la idea: se trataba de hacer uno con jóvenes y para los jóvenes en vista de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, que comienza el próximo martes. «El podcast es mucho más directo que la radio e incluso que las redes sociales», le dijo. El papa respondió: «Estúdialo y me haces saber».
La idea, cuenta Cernuzio en entrevista con la revista ECCLESIA, no era hacer una producción sobre la JMJ, sino un análisis sobre la situación de los jóvenes con sus propias voces e implicar a aquellos que no saben ni siquiera qué es este gran evento católico. Además, así Francisco podría invitarlos. «Nos concentramos en los problemas de la juventud, que hoy es muy diversa, caracterizada por la tecnología y por muchas heridas. Hay situaciones de fluidez sexual, problemas de salud mental, crimen…», explica.
Las situaciones que viven los protagonistas no son fáciles, pero en todas ellas habita la esperanza y surge un mensaje positivo. Ariadna está «atrapada» en un trastorno bipolar y, pese a todo, se siente «salvada por Dios». O Jona, con discapacidad, que es homosexual, transexual y creyente. «Él no reivindica más que su experiencia de fe, que le ayudó a aceptarse. Este hombre da una lección de cristianismo. El encuentro real con Cristo ha sido decisivo en su vida», explica Cernuzio. También Eduardo o Valerij, que se vieron cegados por el crimen y la violencia, y Giuseppe, cuya vida se encierra en los videojuegos, solo con relaciones virtuales. A este último, el papa advierte: «No se puede vivir sin horizonte, ¿sabes? Te aburres de ti mismo, con el tiempo».
Dolor y sonrisas del papa
A medida que Francisco escuchaba los testimonios a través de un ordenador que el propio periodista acercó a Santa Marta, fruncía el ceño, cerraba los ojos como si él mismo sintiese el dolor. También se alegraba al reconocer los acentos, del sur o del norte, y hacía gestos. Incluso pedía volver atrás para escuchar mejor. «Interactuaba a distancia, como si los tuviera delante», subraya. Y los jóvenes han experimentado lo mismo al escuchar al papa, pues todos han escrito para decir que se han sentido confortados.
Para Cernuzio los mensajes más importantes de Francisco en este Popecast son dos: el amor de Dios, que no mira a las personas por sus errores, y el futuro. «Dice que Dios nos ama como somos y creo que es una certeza que todos los creyentes y no creyentes debemos tener. Y luego la importancia de seguir adelante y no quedarse en el error. En todos las respuestas repite estas palabras: Dios y adelante».
Por último, Francisco utiliza el podcast para invitar a los jóvenes a ir a la JMJ: «¿Irás? Vale la pena ir. ¡Vale la pena arriesgarse! Quien no se arriesgue que no vaya. Merece la pena ir, y luego hablamos». Y deja una sorpresa: ¿habrá una Jornada Mundial de los Niños?
