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Un resplandor de solidaridad en la España rural durante la Semana Santa: «Dios siempre nos sorprende»

Más de 700 personas en dieciocho localidades de diez provincias ayudarán a través del Regnum Christi a párrocos rurales en esta Semana Santa

La Semana Santa en España trasciende las fronteras de lo religioso para convertirse en una celebración arraigada en la cultura y las tradiciones de sus comunidades. Sin embargo, en las remotas y tranquilas localidades rurales, donde las iglesias son el corazón de la vida social, esta festividad adquiere un significado aún más profundo. En un gesto de apoyo y solidaridad, más de 700 personas se han unido en dieciocho localidades de diez provincias españolas para brindar su ayuda a los párrocos rurales durante la Semana Santa bajo el amparo de Regnum Christi. En este reportaje, exploraremos el valioso trabajo de estos voluntarios que, con dedicación y compromiso, contribuyen a preservar las tradiciones y fortalecer el tejido social en las áreas más remotas de España. 

Bajo el lema Vamos de misiones juntos el apostolado Juventud y Familia Misionera del Regnum Christi organiza las misiones de Semana Santa de 2024, que desea presentar que a Cristo y su amor se comparten y se viven en compañía de otros: jóvenes con jóvenes y familias con familias.

Así, 741 personas acudirán con este apostolado para apoyar a sacerdotes de diferentes diócesis de España, algunas de ellas muy mermadas en población, o en misiones urbanas: Albacete, Ávila, Cáceres, Cantabria, Córdoba, Guadalajara, León, Madrid, Murcia y Valencia.

ECCLESIA ha podido hablar con varias personas que estarán implicadas de manera directa en estas misiones. Miguel David Pozo es párroco de Santa Luisa de Marillac y San Martín de Porres, dos parroquias en la periferia de Córdoba, unas comunidades que se encuentran en los primeros puestos de pobreza de Europa. Comenta con entusiasmo que en ambas parroquias tienen un proyecto denominado Puerta Verde, «en el que trabajamos con gente de calle en un programa a través del juego y del ocio, en el que intentamos acercarnos a chicos en desventaja social».

«Esto lo hacemos durante todo el año y también en el periodo vacacional. Aprovechamos la Semana Santa para hacer una doble misión. Misionamos por la mañana con los chicos de Puerta Verde y por la tarde acudimos a los barrios en una misión en doble sentido. De los chicos jóvenes que vienen hacia nosotros y de nosotros hacia los chicos de fuera. Los que vienen de fuera les sobrecoge mucho la situación en la que alguno de estos chicos en riesgo de exclusión social se encuentran, porque sus padres están en la cárcel o en problemas de drogas».

Hay que poner un cupo

Y continúa: «Hemos ido subiendo desde el primer año que lo hicimos y este año hemos tenido que poner un cupo de afluencia, porque los que vienen viven en las instalaciones de la parroquia y la convertimos en su casa por esos días. En total son 64 los jóvenes que hemos admitido este año, a los que se unen los del barrio y de Córdoba, que actúan como monitores en Puerta Verde».

En referencia al tipo de actividades que desarrollan, cuenta que «a través del ocio intentamos ‘curar a los niños heridos’. Y ese curar y ese trabajo con ellos lo hacemos desde la música, el ocio, la belleza, y son los andamios en los que a través de unas dinámicas nos acercamos a esos chicos con los que trabajamos».

Respecto a los actos de los días centrales, señala que «el Viernes Santo hay una actividad extraordinaria y que consiste en coger cruces e ir al centro de Córdoba a misionar. Invitamos a la gente a que escriba pósit un dolor o clavan una petición por la que rezamos. Luego por la noche hacemos un vía crucis representativo por las calles de nuestro barrio y vamos de una parroquia a otra. También realizamos un encuentro de oración denominado ‘Luz en la noche’ que es una oración dirigida a Dios». 

Por último, reconoce que «trabajar con una juventud enamorada de Cristo te hace llenarte de esa cercanía descarada de las cosas de Dios. Tantos jóvenes diciendo sí, emocionados y rezando, hace que un pastor como yo en esa atmósfera se fortalezca en la alegría y en el deseo de misionar. Cuando se misiona desde ese ambiente, la misión es más fuerte. A mí me refuerza, me reaviva y me llena de esperanza porque soy de los que cree que siguen habiendo jóvenes maravillosos». 

Misión en familia

Otro de los testimonios que ha podido recoger ECCLESIA es el de Antonio Fraile, que acudirá junto a su mujer Marieta Rubio y sus cuatro hijos a Fuentelencina, en Guadalajara. Ha explicado que «la razón de ser de familia misionera es el ponernos al servicio de los párrocos. Nosotros en Madrid vivimos una realidad que no es la más habitual en el resto de España. Tenemos la suerte y la bendición de tener muchos sacerdotes a nuestro alrededor y de tener muchos medios y muchas facilidades para vivir nuestra fe, pero hay un montón de pueblos y de ciudades en España donde no tienen esa suerte. No pueden contar con un sacerdote todo el día, no tienen acceso a los sacramentos como tenemos aquí. Esos párrocos necesitan ayuda, especialmente en Semana Santa, porque es un momento de mucha intensidad litúrgica y al final nuestro ánimo y nuestro espíritu es el de ponernos al servicio del párroco y de la Iglesia y, en la medida de nuestras posibilidades, intentar ayudar a que la Semana Santa se viva con toda la intensidad posible».

Sobre la metodología de la familia misionera detalla que «es muy sencilla. Se trata de una evangelización en el anuncio de la buena noticia. Nos vamos de Miércoles Santo a Domingo de Resurrección a vivir la Semana Santa con las personas del pueblo y eso implica desde estar por la mañana evangelizando y anunciando que se va a celebrar la Semana Santa. Normalmente, vamos a pueblos que tienen una edad media muy avanzada y es un soplo de aire fresco el ver que hay familias con niños pequeños que siguen viviendo la fe y muchas veces nuestro trabajo es más testimonial que de evangelización como tal».

«Dios siempre nos sorprende»

Por último, expresa que a pocos días de realzar la misión, «estamos con esos nervios humanos de la preparación de que todo salga bien y un poco humanizarnos a conseguir objetivos. La experiencia en otras misiones es que al final el Señor es el que hace el trabajo. Tampoco nos llenamos de expectativas porque Dios siempre nos sorprende y es verdad que llevamos una gran experiencia, porque son muchos los años que hemos dedicado a las misiones y sabemos lo que podemos esperar. Nuestra experiencia es que cuando tú le das el sí al Señor, él se encarga del resto». 

La colaboración de más de 700 personas con los párrocos rurales durante la Semana Santa emerge como un ejemplo inspirador de solidaridad y compromiso con la tarea evangelizadora en las comunidades más remotas de España. Estos voluntarios no solo alivian la carga de trabajo de los líderes religiosos, sino que también desempeñan un papel crucial en la preservación de la fe y las tradiciones en áreas donde la presencia religiosa puede ser limitada. 

La Semana Santa ofrece una oportunidad única para fortalecer los lazos comunitarios y compartir el mensaje evangélico. La participación activa de voluntarios en las actividades parroquiales durante este tiempo sagrado no solo enriquece la experiencia religiosa de los habitantes locales, sino que también promueve un sentido de pertenencia y colaboración que perdura más allá de la temporada de celebraciones. La ayuda brindada por estos voluntarios no solo tiene un impacto tangible en el desarrollo y la promoción de la fe cristiana en las zonas rurales, sino que también testimonia el poder transformador de la solidaridad y el servicio desinteresado. A medida que más personas se unen a esta noble causa, se fortalece el tejido social y espiritual de las comunidades rurales, asegurando que la luz de la fe brille con fuerza en todos los rincones de España.

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