El próximo mes de septiembre y hasta el 4 de octubre, los cristianos de todo el mundo tenemos la oportunidad de participar en el Tiempo de la Creación, una iniciativa ecuménica que cada año nos anima a rezar y a responder al clamor que nos hace el planeta. En la ceremonia de clausura participarán jóvenes de todo el mundo y coincidirá, como cada año, con la fiesta de San Francisco de Asís.
Comenzaremos el nuevo curso con la mirada puesta en esta iniciativa. Este tema nos preocupa y es urgente para todos. Por eso, el 1 de septiembre líderes de las diferentes confesiones cristianas de todo el mundo se reunirán. Será una jornada mundial de oración que nos ayudará a discernir la respuesta al grito de dolor de la Creación.
Durante el próximo mes, estamos invitados a reflexionar cómo es nuestra relación con la Tierra, un precioso regalo que nos ha confiado nuestro Creador. Desafortunadamente, con demasiada frecuencia vemos cómo nuestro egoísmo y acciones insostenibles dañan el planeta y, lo que es aún más grave, provocan falta de alimento y agua a muchos de nuestros hermanos que viven en países más pobres. Imágenes de espacios naturales destruidos o en proceso de degradación nos desconciertan y entristecen. Nos lamentamos de lo que está pasando, pero ¿actuamos? Si seguimos así, el pronóstico que nos espera no es muy bueno. Es necesario que cuidemos la casa común con la misma actitud e ilusión con que cuidamos nuestra propia casa. Cuidar la Creación es cuidar la humanidad.
Esto es lo que nos quiere transmitir el lema de este año del Tiempo de la Creación: «Esperanzar y actuar con la Creación». Sabemos muy bien que nuestro planeta está enfermo y muchos de nuestros hermanos sufren las consecuencias. Los medios de comunicación nos lo advierten día sí y día también, los activistas no se cansan de recordárnoslo con acciones de todo tipo y a través de las diferentes expresiones del arte también nos llegan muchos mensajes que nos quieren indignar y provocar una reacción. Es necesario que seamos capaces de actuar, pero sin perder la esperanza, tan necesaria para vivir. Si miramos con ojos esperanzados, sabremos ver brotes verdes en un bosque calcinado o entre los estragos que provoca una sequía extrema.
Los organizadores del Tiempo de la Creación, el Movimiento Laudato Si’, han publicado una reflexión teológica que desarrolla el lema de esta iniciativa ecuménica a partir del pasaje bíblico del apóstol san Pablo, en el cual se explica que el universo creado sufre un dolor intenso, como el del parto, pero no pierde la esperanza. (cf. Rom 8,20-22).
Queridos hermanos y hermanas, la esperanza cristiana está arraigada en el carácter, las promesas y las acciones de Dios. Solo así, nuestra acción tiene sentido, aunque los resultados de esta acción no se vean inmediatamente. En este Tiempo de la Creación, renovemos la conciencia de la necesidad de cuidar la Creación, para garantizar una vida digna a todos los seres humanos.