Estamos de celebración. Cáritas cumple 60 años con su presencia oficial en la Diócesis de Guadix. Y digo “presencia oficial” porque la caridad siempre ha estado presente en nuestra Diócesis desde el inicio de la fe cristiana, en el siglo I de nuestra era. No hay Iglesia, ni fe sin caridad. Lo hemos celebrado con una Eucaristía de acción de gracias en la Catedral, el pasado domingo 28 de abril, antecedida el jueves anterior por una reunión del Consejo diocesano de Cáritas que, aunque se reúne periódicamente para programar y revisar la gestión, en esta ocasión tuvo muy presente este 60 aniversario.
Diecisiete años después de la fundación de Cáritas española, esta institución eclesial llegaba a Guadix con la erección canónica por el entonces obispo, Monseñor D. Rafael Álvarez Lara, un 26 de abril de 1964, aprobándose sus primeros estatutos en 1968.Desde entonces, ha ido creciendo en recursos, personal, voluntarios, usuarios y tareas, adaptándose a las necesidades que van surgiendo, para dar una respuesta que las mitigue y atender a los que más sufren en nuestra Diócesis, verdaderos rostros de Cristo crucificado y centro de todas nuestras tareas pastorales.
Son muchos los momentos destacados, por los que hemos de dar gracias al Señor, en la historia del compromiso de Cáritas en nuestra diócesis: la distribución de alimentos en los años `60; el Plan Baza, que tanto bien hizo en aquella ciudad y que dio a luz a Cáritas interparroquial entre los bastetanos, a partir del buen hacer de las Conferencias de San Vicente de Paúl, constituidas por gran parte de cristianos procedentes de los Cursillos de Cristiandad; el Plan Diocesano Social, en tiempos del obispo D. Gabino Díaz Merchán; la Asamblea Diocesana de los años 80, que buscaba hacer de nuestra diócesis una Iglesia que comparte; la ayuda a la población gitana; la creación del Centro de Transeúntes y la fundación de Proyecto Hombre Granada, en tiempos del obispo D. Juan García-Santacruz; la Residencia de Mayores de Huéneja, en tiempos del obispo D. Ginés García; la promoción del empleo con múltiples cursos de formación y capacitación profesional en los últimos años, así como la ayuda prestada durante la pandemia, a pesar de las dificultades del momento. Hoy, Cáritas Diocesana tiene proyectos de formación profesional; de atención a personas mayores; de atención a la mujer, especialmente a las madres en situación precaria; de acompañamiento de jóvenes; de reparto de alimentos y ropa, así como otros muchos con los que abraza corazones desgarrados de hermanos que sufren.
Y en estos 60 años, Cáritas ha sido la Iglesia que ha llevado el Amor de Dios a todos nuestros hermanos más vulnerables: 60 años de Amor por los demás.
Con motivo, hace dos años, del 75 aniversario de la fundación de Cáritas española, el papa Francisco dirigía un mensaje de felicitación al Presidente de esta institución, en el que nos daba a todos unas orientaciones que nos ayudan a seguir hoy trabajando desde Cáritas, en la Iglesia, por los más pobres de nuestra Diócesis:
“Me gustaría indicar tres características que no pueden faltar en este itinerario. Primero, tener en cuenta que el camino de Cáritas es el “camino de los últimos”. Los pobres y excluidos son los destinatarios privilegiados del Evangelio; ellos ocupan un lugar preferencial en el corazón de Dios, hasta el punto de que Él mismo “se hizo pobre” (cf.2 Co 8,9). Pero no podemos esperar a que llamen a nuestra puerta, sino que hay que salir a su encuentro, buscar su bien integral y su pleno desarrollo, reconociendo su dignidad y sus derechos.
Es también un “camino de misericordia”, pues este es el estilo de Dios, que busca y se acerca a los más débiles para cuidarlos con compasión y ternura. Para seguir ese camino es necesaria una actitud de continua conversión y de configuración con Cristo, ya que sólo en la medida en que hagamos nuestros sus sentimientos y actitudes, nuestra caridad será más activa y eficaz.
Por último, se trata asimismo de un “camino de renovación”, porque las nuevas realidades de pobreza requieren que cuidemos tanto a las personas como a nuestra casa común, y que estemos dispuestos a recorrer las sendas de la cultura del encuentro y de la caridad, articulando lo local con lo global, trabajando desde los cercanos, pero con un horizonte universal (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 142).
Los animo a perseverar con alegría y decisión en las actividades y proyectos que llevan adelante en las diócesis españolas, y que se extienden más allá de las fronteras territoriales, en favor de tantos hermanos y hermanas que necesitan nuestra cercanía, amor y solidaridad.”
Sigamos por estos caminos que nos dibuja el papa Francisco. Esta historia no hubiese sido posible sin muchos corazones generosos de buenos pastores, sacerdotes, consagrados, laicos, técnicos, voluntarios, bienhechores y, sobre todo, corazones abiertos de usuarios que se han dejado abrazar por la Iglesia con un corazón cercano a sus necesidades.
Aprovecho esta ocasión para felicitar a nuestra Diócesis por esta bellísima historia de fe en la caridad, vivida en lo concreto de cada momento histórico. Doy gracias por los que se entregaron en Caritas, por los que creyeron que el amor todo lo puede y todo lo transforma. A los que terminaron su peregrinación en esta tierra, pido al Señor que los haya acogido en sus brazos misericordiosos y obtengan la recompensan de la Vida Eterna; a los que seguimos aquí, que sepamos, con nuestras limitaciones, pero con nuestra apuesta por la caridad, seguir iluminando la oscuridad egoísta y “ombliguista” de nuestro mundo, sabiendo pasar la antorcha a las nuevas generaciones que han de afrontar el reto de los años futuros.
¡Gracias a todos! Que estos sean sólo los primeros 60 años de Cáritas y que tengamos caridad sobreabundante hasta el final de los tiempos. Sigamos siendo un corazón que late fuerte para todos los que sufren.
Con mi afecto y bendición.