Los católicos sabemos que el mundo de la mujer es muy amplio, y que no es científicamente correcto hablar de feminismo, sino que lo que habría que hacer es hablar de feminismos: el feminismo es plural. Los feminismos ideológicos materialistas, algunos de los cuales no tienen base científica alguna, y que atacan sistemáticamente a la revelación de Dios y a su Iglesia, no dudan en reivindicar mujeres que se dedicaron a actividades académicas al más alto nivel, como el siguiente personaje, haciendo sin saberlo un gran favor precisamente a Dios y a su Iglesia, porque la inmensa mayoría, por no decir la práctica totalidad de dichas mujeres han sido católicas practicantes fervorosas que jamás comulgaron con las ideologías que las señalan como de su propiedad.
Beatriz Galindo (1465-1534), apodada La Latina, perteneció a una familia de humildes hidalgos, y aprendió latín en una de las instituciones dependientes de la Universidad de Salamanca —fundada por la Iglesia católica y una de las universidades más antiguas del mundo— de camino a hacerse monja, lo que la capacitó para ser lectora y correctora de dicho idioma y hablarlo con total fluidez. Se interpuso en su vocación la reina Isabel La Católica, y la llamó para ser su preceptora personal al haber llegado a la Corte su fama. La capacidad y cultura de Beatriz la hicieron no sólo preceptora, o sea profesora, de las futuras reinas Isabel, Juana, María y Catalina, sino que llegó a ser una fiel consejera de la reina.
La reina Isabel buscó marido para Beatriz, y la donó importantes sumas de dinero. Tras enviudar, instituyó dos mayorazgos en beneficio de sus dos hijos, permaneciendo fiel a su reina hasta 1504, año en que murió Isabel. En adelante Beatriz continuó con su labor de profesora en los conventos que ella misma fundó, donde eran instruidas todas aquellas jóvenes que estuvieran dispuestas a aprender. También fundó hospitales.
¡Feliz Semana Santa!