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Católicos y científicos: Laura Keynes, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Católicos y científicos: Laura Keynes, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Recién celebrado ayer el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y celebrando hoy el Día de Darwin, no parece mala idea traer a colación a Laura Keynes, descendiente de Darwin y convertida al catolicismo tras leer abundantemente sobre evolución y el libro ‘The God Delusion’ del famoso ateo militante Richard Dawkins. Ahora colabora con “Catholic Voices”, iniciativa de divulgación y apologética católica en el mundo anglosajón de implantación también en España.

Tomando datos de diversas fuentes accesibles por internet, decir que el famoso economista John Maynard Keynes, cuyas teorías todavía dividen a los expertos (después de que los Estados las han aplicado ampliamente en todo el siglo XX) era hermano de Geoffrey, que se casó con Margaret Darwin, tataranieta de Charles Darwin. Margaret fue la bisabuela de Laura Keynes. Todavía se habla del darwinismo y keynesismo.

Laura, nacida en Londres, se doctoró en 2010 en filosofía en Oxford, demostrando así tener capacidad de generar conocimiento científico. Actualmente escribe para importantes publicaciones como el ‘Times Literary Supplement’, ‘The Observer’, ‘Standpoint Magazine’ y está actualmente trabajando en su primer libro.

Laura ha vivido un ambiente no religioso. Su padre no hacía caso del tema. La madre, nacida en el anglicanismo, se pasó poco después al catolicismo (cosa frecuente en Gran Bretaña) hasta el punto hizo bautizar a su hija al rito católico para después seguir la moda chic de hacerse budista.

Fue haciendo la tesis en Oxford cuando se interesó por el debate surgido en torno al llamado “new atheism” de Dawkins. Profundizó en el tema y se dio cuenta de que toda la novedad se basaba en una instrumentalización de su antepasado naturalista, que además no tuvo ninguna intención de fundar un nuevo credo basado en el materialismo.

En sus conclusiones, Laura descubrió que “el ‘nuevo ateísmo’ llevaba siempre un germen de intolerancia y de desprecio a las personas”. De allí, comenzó un recorrido intelectual que la llevo a valorar “la santidad y la dignidad de la vida humana”. Conclusión final: “Elegí libremente ser católica después de muchas reflexiones y de largos análisis”. Naturalmente, su conversión, dada su ascendencia, ha levantado ampollas. Los comentarios suscitados han sido del tipo: “Pero si parecía una chica tan inteligente…”.

Después de un largo proceso decidió seguir la estela de grandes intelectuales ingleses que, usando solo el cerebro, la precedieron: Chesterton, Lewis, Tolkien, Newman, Eliot, Waugh…Seguramente también la inspiró el católico Shakespeare.

Darwin estudió religión en la escuela, nada menos que en el Christ College de Cambridge. Pero no sólo eso, allí conoció a John Henslow, un sacerdote anglicano que era entonces profesor de mineralogía y de botánica en esa universidad, que influyó tan decisivamente en el joven Darwin que, acogiéndole en su casa, le instruyó sobre temas de historia natural que Darwin sólo tenía vagas ideas, por lo que se considera hoy a Henslow como su verdadero padre científico.

En su autobiografía Darwin relata su primera experiencia religiosa. Como buen corredor, cuando se dormía solía pedir a Dios que le ayudase a llegar a tiempo a la escuela, y cuando esto ocurría achacaba el éxito a sus oraciones más que a sus piernas. Iba los domingos a los servicios religiosos acompañando a su madre, mientras ésta vivió, y a sus hermanas. Hizo en sus obras sobre evolución alusiones directas a la existencia de Dios que cualquiera puede leer en dichos libros. Al final de sus días no dudaba en aseverar:

“Cuando reflexiono de este modo me siento obligado a buscar una Causa Primera, poseedora de una mente inteligente hasta cierto punto análoga a la del hombre; y por ello merezco ser considerado teísta”

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