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Una década del «día de los cuatro Papas»

El 27 de abril de 2014 fueron canonizados Juan Pablo II y Juan XXIII en una celebración presidida por Francisco y que contó con la presencia de Benedicto XVI

Se cumplen diez años del famoso «día de los cuatro Papas». Así se empezó a llamar al 27 de abril de 2014, fecha de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, jornada en la que se produjo una coincidencia única. Porque cuatro Papas se dieron cita en la plaza de San Pedro: Francisco, Benedicto XVI y los canonizados, Juan Pablo II y Juan XXIII. Era el segundo Domingo de Pascua y fiesta de la Divina Misericordia. La Ciudad Eterna y el Vaticano llevaban semanas preparándose para una ceremonia que congregó a cerca de un millón de personas en sus calles y a otros tantos millones a través de las pantallas de televisión y medios de comunicación

Desde el día anterior, una marea humana llenaba la Via della Concilliazione a la espera de poder acceder a la plaza y sus inmediaciones. Poco antes de las 6:00 horas se facilitó el acceso. Cientos de personas echaron a correr para poder estar lo más cerca posible del altar. Eran creyentes de todo el mundo: grupos de jóvenes polacos que habían caminado durante días hasta Roma; fieles italianos que recordaban el discurso de la Luna de Juan XXIII del 11 de octubre de 1962; o peregrinos de México o Filipinas. 

En su homilía, Francisco recordó que ambos Pontífices «dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia». Aseguró que ninguno se dejó intimidar por las tragedias del mundo que les tocó vivir, sino que fueron «dos hombres valientes», que «tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús». Para Francisco, los dos nuevos santos supieron transmitir la esperanza que viene de Dios. A san Juan XXIII lo definió como «el Papa de la docilidad al Espíritu» y a san Juan Pablo II como «el Papa de la familia». 

El Papa bueno murió la tarde del 3 de junio de 1963, el día después de Pentecostés. Tan solo dos años después, Pablo VI propuso la apertura de su proceso de beatificación que culminó en el 2000. En el año del gran Jubileo, Juan Pablo II reconoció la intercesión de Angelo Roncalli en la curación milagrosa de la religiosa italiana Caterina Capitano, a punto de morir por una peritonitis. Juan XXIII fue beatificado el 3 de septiembre del año 2000. 13 años después, Francisco autorizó su canonización sin necesidad de un nuevo milagro.

Juan Pablo II falleció el 2 de abril del año 2005. En su caso, Benedicto XVI dio vía libre al proceso de beatificación sin esperar los cinco años requeridos desde la muerte del candidato. En 2011 llegó la confirmación de un milagro, la curación de párkinson de la religiosa francesa Marie Simon-Pierre. Ese mismo año, el 1 de mayo, fue beatificado por Benedicto XVI en una ceremonia que inundó las calles de Roma. En 2013 llegó el segundo milagro por intercesión de Wojtyla. Fue la curación de la costarricense Floribeth Mora, aquejada de un aneurisma inoperable que desapareció por completo tras encomendarse al entonces beato Juan Pablo II. 

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