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El Papa a los seminaristas de Madrid: «Silencio, oración, ayuno, penitencia, ascesis son necesarios para liberarnos de lo que nos esclaviza»

El Santo Padre ha recibido a 84 seminaristas del Seminario Conciliar de Madrid en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano

Un grupo de 84 seminaristas del Seminario Conciliar de Madrid, encabezados por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, han sido recibidos esta mañana en una audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano por el Papa Francisco. Se han vivido unos momentos de intimidad y confianza en el que el Santo Padre ha querido dedicarles unas palabras aprovechando también la presencia del cardenal Cobo, quien tomará posesión de la iglesia de Santiago y Monserrat este domingo.

Francisco se ha referido a los seminaristas como «el tesoro más preciado» que tiene el arzobispo de Madrid, añadiendo que «muchos santos obispos de España se han confrontado con la difícil realidad en la que se encontraban sus Iglesias, y han pensado en el seminario como el lugar donde su sueño pastoral podía echar raíces sólidas y expandirse. En realidad, si queremos hacer Iglesia, Cuerpo de Cristo, es fácil, pues, como dijo Dios a Moisés, solo tenemos que fijarnos el modelo que vimos en el monte, el Cristo Trasfigurado presente en la Eucaristía».

Además, ha recordado un dicho de uno de estos obispos, quien quería «un seminario en el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular».

«Poner a Dios en el centro»

Ha destacado a su vez que se debe «poner a Dios al centro, es decir, dejar que sea Él el cimiento, el proyecto y el arquitecto, piedra angular. Eso solo se consigue con la adoración. Jesús nos hará de pedagogo, paciente, severo, dulce o firme según necesitemos en nuestro discernimiento, porque nos conoce mejor que nosotros mismos, y nos espera, anima y sostiene en todo nuestro caminar», ha indicado el Papa parafraseando a san Manuel. 

El Santo Padre ha explicado que para la disciplina el hecho de confrontar con la Eucaristía cada mañana «nos hace recapacitar en la futilidad de nuestras ideas mundanas, de nuestros deseos de ascender, de aparecer, de destacar. El que es inmenso se hace don total de sí mismo y en mis manos antes de comulgar me interpela: ¿te has reconciliado con tu hermano? ¿Te has vestido el traje de fiesta? ¿Estás preparado para entrar en mi banquete eterno?», cuestiona.

«Ser todo de Dios»

Por último, ha expresado que «hasta ahora hemos visto discernimiento, ciencia y vigilancia; seguro que son facetas clave en vuestro seminario, pero de nada valdrían sin la ascesis, copiar un modelo, supone un esfuerzo, hacer una obra de arte necesita inspiración, pero también trabajo, Jesús no lo rehuyó. Es necesario entrar en el desierto, para que Él nos hable al corazón, si este está colmado de mundanidad, de cosas, por más que se puedan llamar “religiosas”, Dios no encontrará sitio, ni nosotros le oiremos cuando llame a nuestra puerta. Por ello silencio, oración, ayuno, penitencia, ascesis son necesarios para liberarnos de lo que nos esclaviza y ser todo de Dios. Y esto no solo para adentro, también hacia fuera, en el trabajo, en los proyectos, abandonándonos en Jesús, el Señor será la gran providencia, dejemos que sea Él quien plantee y ejecute, pongámonos solo a sus órdenes con docilidad de espíritu».

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