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Francisco está escribiendo la segunda parte de la encíclica Laudato si’

El papa Francisco ha anunciado este lunes que está preparando una segunda parte de la encíclica Laudato si’, en la que incluirá los problemas más actuales. Así se lo ha dicho a una delegación de abogados de varios países miembros del Consejo de Europa que el año pasado firmaron la Declaración de Viena, en la que se comprometieron en favor del Estado de derecho y la independencia del poder judicial. Según  ha prescisado el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede,se trata de «una carta que pretende tratar en particular las recientes crisis climáticas».

«Agradezco profundamente el cuidado que muestran por la tierra, nuestra casa común, y su voluntad de trabajar por el desarrollo de un marco normativo destinado a proteger el medio ambiente. No hay que olvidar nunca que las generaciones futuras tienen derecho a recibir de nuestras manos un mundo hermoso y habitable, y que esto conlleva grandes responsabilidades hacia el mundo natural que hemos recibido de las manos benévolas de Dios. Les agradezco su aportación», ha dicho el Pontífice justo antes de su anuncio.

También ha reconocido el trabajo de estos profesionales en el campo de la promoción de la democracia y el respeto por la libertad y la dignidad humana. Y ha añadido: «Estos tiempos de crisis social y económica, así como de crisis de identidad y seguridad, desafían a las democracias de occidente a dar una respuesta eficaz, manteniéndose fieles a sus principios».

En concreto, Francisco ha advertido ante la tentación de hacer excepciones o restringir el Estado de derecho por el miedo a disturbios y actos de violencia, la perspectiva de un cambio desestabilizador y la necesidad de actuar con eficacia para enfrentar situaciones de emergencia. Y ha defendido, como hicieron sus interlocutores, que el Estado de derecho no debe estar sujeto a las más mínimas excepciones, incluso en tiempos de crisis. «Porque el Estado de derecho está al servicio de la persona humana y tiene como objetivo proteger la dignidad de cada uno, que no admite excepción. Este es un principio», ha subrayado.

En cualquier caso, ha recordado que estas crisis no son la única fuente de amenazas a la libertad dentro de las democracias. Ha citado, por ejemplo, la noción equivocada de la naturaleza humana, que «debilita su protección y abre gradualmente la puerta a graves abusos bajo la apariencia de bien». «El fundamento de la dignidad da cada persona humana se encuentra en su origen trascendente, que prohíbe así cualquier violación de esta dignidad», ha dicho recordando su discurso en el Parlamento Europeo en noviembre de 2014.

Ser humano en un contexto social

Asimismo, ha constatado la tendencia a reivindicar cada vez más derechos individuales sin tener en cuenta que el ser humano forma parte de un contexto social y ha sentenciado tomando algunas palabras de la Evangelii gaudium: «Una comprensión incorrecta del concepto de derechos humanos, y su consiguiente abuso, bien podría convertir a los pueblos en presa de los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría». De este modo, ha agregado, el Estado de derecho estaría solo al servicio «de un concepto distorsionado de la persona humana, manipulado de acuerdo con intereses económicos e ideológicos».

Finalmente, comparte la preocupación por la protección del secreto profesional, que ha comparado de alguna manera con el secreto de la Confesión en la Iglesia. «Es fundamental que nuestras sociedades preserven formas de comunicación confidencial en las que los individuos puedan expresarse y dejar sus cargas. Esto es muy importantes», ha concluido.

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