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El papa Francisco en Nochebuena: «No confundamos celebración con consumismo»

El Pontífice invita a tener presente a los que sufren la guerra, la miseria, el hambre y la esclavitud y a acoger a los que están lejos de la alegría de la Navidad

El papa Francisco ha salido este domingo a la ventana del palacio apostólico para rezar el ángelus y para realizar las habituales alocuciones, antes y después del rezo mariano. Este año, por exigencias del calendario, ha hecho una reflexión a medio camino entre el Cuarto Domingo de Adviento y la Nochebuena, que coinciden este 24.

De hecho, Francisco ha deseado a todos un feliz domingo y una Nochebuena «en la oración, en el calor del afecto y la sobriedad». Y ha añadido: «Permítanme una recomendación: ¡no confundamos celebración con consumismo! Podemos —y como cristianos debemos— celebrar con sencillez, sin derroches y compartiendo con los que carecen de lo necesario o no tienen compañía».

Así, ha invitado a estar cerca de los que sufren la guerra. Ha citado, en concreto, a Palestina, Israel y Ucrania. «Pensemos también en los que sufren la miseria, el hambre, la esclavitud. ¡Que el Dios que tomó para sí un corazón humano infunda humanidad en el corazón de los hombres!», ha completado.

Antes de la oración, el Pontífice ha invitado a todos a acoger, proteger y respetar a los demás, en especial, a los marginados y a los que estos días están lejos de la alegría de la Navidad: «Pensemos en todos con la bondad de Dios. Recordad esta palabra: la bondad de Dios».

Y ha concluido: «Preguntémonos entonces, en la Nochebuena: ¿quiero, deseo, dejarme envolver por la sombra del Espíritu Santo, por la dulzura y la mansedumbre de Dios, por la bondad de Dios, haciéndole sitio en mi corazón, acercándome a su perdón, a la Eucaristía? Y luego: ¿para qué personas solas y necesitadas podría yo ser sombra que restaura, amistad que consuela?».

Les deseo a todos un feliz domingo y una Nochebuena en la oración, en el calor del afecto y en la sobriedad. Permítanme una recomendación: ¡no confundamos celebración con consumismo! Podemos —y como cristianos debemos— celebrar con sencillez, sin derroches y compartiendo con los que carecen de lo necesario o no tienen compañía. Estemos cerca de nuestros hermanos y hermanas que sufren la guerra: pensemos en Palestina, Israel, Ucrania. Pensemos también en los que sufren la miseria, el hambre, la esclavitud. ¡Que el Dios que tomó para sí un corazón humano infunda humanidad en el corazón de los hombres!

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