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El Sínodo que se ve y el Sínodo que no se ve

Mientras los trabajos de la Asamblea del Sínodo continúan en el Vaticano, la trágica realidad de la guerra se ha vuelto a encender, esta vez en Israel y la Franja de Gaza.

¿Hemos notado cómo en los principales medios de comunicación un evento desplaza y sepulta a otro evento noticioso? Por ejemplo, en estos días, la guerra entre Israel y Hamás está acaparando la atención mundial, y parece que se habla menos de la guerra en Ucrania, así como de otros conflictos bélicos, como los de Siria o Yemen, por mencionar algunos.

En este contexto bélico, que tiene consecuencias para toda la humanidad, el Santo Padre sigue exhortando incansablemente a la paz. Desde el Vaticano, cada frase o declaración, es expresada con sumo cuidado para favorecer un clima de paz en un escenario tan complicado. Por el momento, muchas iglesias locales e incluso la Asamblea Sinodal, se han sumado a la jornada de ayuno y oración por la paz en Tierra Santa, que tiene lugar este martes 17 de octubre, acogiendo la invitación del Papa, quien en su rezo dominical dijo:«La oración es la fuerza suave y santa para oponerse a la fuerza diabólica del odio, el terrorismo y la guerra».

A pesar de todo, los trabajos de la Asamblea Sinodal no se han detenido y continúan los debates y reflexiones de los 35 grupos, que van cambiando de mesa según los tres módulos temáticos, además de los momentos llamados de Congregación General, en los que toda la asamblea escucha las disertaciones y normalmente el Papa está presente en su calidad de presidente de la asamblea.

A nivel informativo, casi a diario hay un encuentro con la prensa que da cuenta de las temáticas que van surgiendo en los grupos. En estos últimos días, se ha subrayado el esfuerzo por promover una cultura de inclusión en la Iglesia a través de la sinodalidad, siendo conscientes de las heridas del pasado que en muchos casos son ocasionadas por la exclusión que se vive en la institución.

En las próximas dos semanas, habrá mucha información que emergerá de esta asamblea, cuyos 365 miembros tienen el derecho a voto, incluyendo las 54 mujeres que votarán por primera vez en el momento de las conclusiones, aunque es importante recordar que las conclusiones son una especie de consejo para el Papa y no son vinculantes.

En esta entrega, nuestra crónica no solo se detiene en los participantes, los expertos, los facilitadores y los asistentes que suman casi 400 personas presentes en la sala, sino que también quisiéramos mencionar a los cientos de personas trabajando detrás de las bambalinas, por ejemplo: técnicos, electricistas, sonidistas, traductores, informáticos, encargados de limpieza, enfermeros, seguridad y encargados de los refrigerios, entre otros. En la antesala del aula también hay puestos de atención, como la librería editorial, el correo, el banco, el servicio fotográfico, el servicio de bendiciones papales y la portería, que están al servicio de todos los participantes.

Todos ellos cumplen una función silenciosa, pero crucial para que el Sínodo funcione perfectamente. Otra curiosidad es que, como en otros Sínodos, existe un pequeño equipo de escribanos que toma nota de todo lo que sucede estos días, y ese material servirá en el futuro para académicos e historiadores. Como se puede imaginar, hay un Sínodo que se ve y otra estructura que no se ve, y ambas son muy relevantes.

Post data.

El domingo 15 de octubre, el Papa ha publicado su séptima exhortación apostólica, titulada C’est la confiance, y está dedicada a santa Teresita del Niño Jesús, doctora de la Iglesia y copatrona de las misiones, quien nació hace 150 años.

Ariel Beramendi es sacerdote y comunicador
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