El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha afirmado este lunes en una rueda de prensa en Lisboa previa al inicio de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que «Europa necesita volver a escuchar la frescura del Evangelio», algo, ha continuado, que «pueden transmitir los jóvenes».
Acompañado por el presidente y el secretario técnico de la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia, Arturo Ros y Raúl Tinajero respectivamente, el purpurado ha dicho que todas las personas que acuden a este gran evento en Portugal caminan juntas con un mismo horizonte: evangelizar.
Asimismo, ha señalado que la Iglesia espera que de esta JMJ salgan jóvenes valientes para vivir la fe como los primeros cristianos, chicos y chicas que encuentren en la palabra de Jesús «esa fuerza para ser libres y transformar el mundo». «Que sean capaces de transmitir la firmeza que nos da la palabra de Dios, que no es vieja, sino nueva. […] Que transmitan valores a esta sociedad envejecida y que en Europa está perdiendo la esperanza», ha agregado.
Del mismo modo, ha definido a los católicos como jóvenes de su tiempo, con la misma ropa y expresiones que los demás, pero con «ese gusanillo que les inquieta, porque quieren ser protagonistas de un futuro más humano». «Muchos encuentran la respuesta en el Evangelio», ha dicho.
«Estamos vivos»
Para Arturo Ros, que España sea el país que más peregrinos aporta a la JMJ de Lisboa es señal de que «estamos vivos». Pero, ha recalcado, hay que seguir sembrando para que haya cosecha. Ha reconocido que hay datos preocupantes, pero también otros esperanzadores. Ha citado, en concreto, los grupos de confirmación de su diócesis, la de Valencia, donde es obispo auxiliar, que no han decrecido.
Por su parte, Raúl Tinajero ha recordado que para llegar hasta Lisboa ha habido un proceso y un trabajo constante. No ha habido día, ha constatado, que no haya habido una actividad de pastoral juvenil. El fruto es que ya son casi 80.000 los jóvenes españoles inscritos en la JMJ, una cifra a la que habrá que sumar los que vengan por su cuenta y, por tanto, que superará los 100.000.