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Francisco: «Creamos Inteligencia Artificial, pero aún nos cuesta reconocer el sufrimiento de un niño explotado y abusado»

El Papa denuncia la explotación infantil «por una economía que no respeta la vida» y que «quema nuestro mayor depósito de esperanza y amor». Ha sido tajante: «Los niños ocupan un lugar privilegiado en el corazón de Dios y quien les haga daño tendrá que rendirle cuentas a Él»

El papa Francisco ha retomado su audiencia general de los miércoles dedicando su primera catequesis del nuevo año 2025 a la realidad de ese «don de Dios» que son los niños. De esta forma, el Santo Padre ha querido centrar su intervención de este 8 de enero en «la plaga del trabajo infantil», denunciando que, mientras el hombre moderno es capaz de proyectarse hacia Marte y de generar nuevos mundos virtuales, le cuesta cada vez más reconocer el sufrimiento «en los ojos de un niño dejado al margen, que es explotado y abusado». Así, el Pontífice ha querido subrayar las contradicciones de un siglo que crea inteligencia artificial y que aún «no tiene en cuenta la llaga de la infancia humillada, explotada y mortalmente herida».

Esta denuncia sobre la terrible realidad de muchos menores que mueren en el mundo a causa del hambre, de las catástrofes y de la guerra se asienta en el mensaje de la Sagrada Escritura. «Los niños son un regalo de Dios», ha afirmado Francisco, exhortando a la audiencia a luchar para que estos menores no se vean privados de sus sueños. «La Biblia misma —ha explicado—, nos conduce por los caminos de la historia donde resuenan cantos de alegría, pero donde también se elevan los gritos de las víctimas». Como no podía ser de otra manera, se ha referido a la masacre de los inocentes por orden de Herodes, «un drama oscuro que se repite de otras formas en la historia», y que condenó a la Sagrada Familia a «la pesadilla de convertirse en refugiados en un país extranjero, como les sucede a muchas personas hoy, tantos niños».

En lo referente al trabajo infantil, el Papa ha denunciado que «en todas partes de la tierra hay niños explotados por una economía que no respeta la vida, una economía que, al hacerlo, quema nuestro mayor depósito de esperanza y amor». Por ello, ha destacado que «quienes se reconocen hijos de Dios, y especialmente quienes son enviados a llevar a los demás la buena nueva del Evangelio, no pueden permanecer indiferentes» ante esta realidad.

«No podemos aceptar que los hermanitos, en lugar de ser amados y protegidos, sean despojados de su infancia, de sus sueños, víctimas de la explotación y la marginación», ha señalado, apuntando la convicción de que «un niño que no sonríe y no sueña no podrá conocer ni dejar florecer sus talentos». Y en este punto se ha mostrado tajante: «Los niños ocupan un lugar privilegiado en el corazón de Dios y quien les haga daño tendrá que rendirle cuentas a Él».

Nuevo llamada a la paz

Por último, el Santo Padre ha animado a pedir al Señor que abra la mente y el corazón de todos los presentes al cuidado y la ternura, insistiendo en que «cada niño y niña del mundo pueda crecer en edad, sabiduría y gracia, recibiendo y dando amor». Tras asistir al ya tradicional espectáculo circense, ha concluido apuntando de nuevo a la oración: «No olvidemos rezar por la paz; no olvidemos a la martirizada Ucrania, a Israel… a los países que están en guerra. Pidamos la paz y no olvidemos que la guerra siempre, siempre, siempre es una derrota».

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