El Santo Padre ha enviado un mensaje a los participantes en el simposio promovido por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral con ocasión del 10° aniversario de la exhortación apostólica Evangelii gaudium.
El Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral ha promovido un Simposio con motivo del 10º aniversario de Evangelii gaudium. El Papa Francisco ha enviado un mensaje a todos los participantes, agradeciendo a dicho Dicasterio por la organización del evento. El Santo Padre ha indica que con el lanzamiento de Evangelii gaudium «me dirigí a los cristianos para invitarlos a una nueva etapa en el anuncio del Evangelio. Propuse recuperar la alegría misionera de los primeros cristianos, llenos de coraje, incansables en el anuncio y capaces de una gran resistencia activa».
Francisco explica que «en nuestro tiempo también existen dificultades, menos explícitas pero tal vez más insidiosas. Al no ser tan visibles, operan como una anestesia o como el monóxido de carbono de las viejas estufas que mata silenciosamente». Por este motivo, «el anuncio del Evangelio en el mundo actual sigue requiriendo de nosotros una resistencia profética contracultural ante el individualismo hedonista pagano como la de los Padres de la Iglesia, resistencia frente a un sistema que mata, excluye y destruye la dignidad humana».
«No podemos desentendernos de los pobres»
El Santo Padre también se acuerda de los más desfavorecidos, haciendo hincapié en que «nuestra misión evangelizadora y nuestra vida cristiana no puede desentenderse de los pobres. Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres. El Papa no puede dejar de poner a los pobres en el centro. No es política, no es sociología, no es ideología, es pura y simplemente la exigencia del Evangelio».
Una nueva mentalidad
Francisco se refiere también a tener «una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada».
Nuevas estructuras sociales
También hace referencia a que «las nuevas estructuras sociales deben renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad. La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral».
Por último, afirma que «a diez años de la publicación de Evangelii gaudium, reafirmemos que solo si escuchamos el clamor tantas veces silenciado de la tierra y de los pobres podremos cumplir nuestra misión evangelizadora, vivir la vida que nos propone Jesús y contribuir a resolver los graves problemas de la humanidad».