El Pontífice ha enviado un mensaje con motivo del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que se celebra del 4 al 8 de diciembre en Sevilla
Apoyándose en un texto de san Manuel González, el papa Francisco se ha dirigido mediante una carta al II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que se celebra de 4 al 8 de diciembre en Sevilla. Un texto, leído por el nuncio del Vaticano en España, Bernardito Auza, durante la inauguración en la catedral de Sevilla, en el que pide a cofrades y hermanos que lleven la ternura de Dios a los que sufren en el cuerpo y en el alma.
«Cargar el paso del Cristo en la procesión, cargar cada día con la cruz que el Señor nos propone o cargar sobre nuestros hombros al hermano que encontramos postrado en el camino es el mismo amor, la misma caridad escondida que encontramos en el Sagrario. Es ese amor que tomamos de Cristo y llevarnos al pueblo, que traemos a Cristo junto a ese pueblo, en un continuo viaje de ida y vuelta que conforma nuestra existencia terrena», señala.
Además de la caridad, el Papa subraya también otros dos aspectos. En primer lugar, la eficacia evangelizadora de la piedad popular, que se fundamenta en «ese nacer de Cristo, en la fe recibida en familia, en la experiencia de vivir y compartir esa fe en la hermandad; en ese salir unidos a vuestros sacerdotes, desde la parroquia, desde el templo de vuestros titular, hasta a la catedral, junto a las demás hermandades, manifestando ser pueblo en camino hacia Dios».
En segundo lugar, Francisco señala la belleza. Una belleza que se percibe en la combinación de tantas peculiaridades, ministerios, trabajos que, con tesón y paciencia, se va compenetrando. «Es la belleza de Cristo, que nos convoca, nos llama a ser hermanos y nos impulsa a sacar a Cristo a la calle, a llevarlo al pueblo, para que todos puedan contemplar su hermosura. Qué gozo ver caminar el cortejo acompasado por el ritmo de una oración silenciosa, que sobrecoge el corazón de quien lo ve», explica.
Peña Parra: «Donde hay piedad popular, la fe se ha mantenido»
En el discurso de inauguración, el enviado especial del papa Francisco, Edgar Peña Parra, ha reivindicado la contribución de la piedad popular al mantenimiento de la fe. «Donde hay piedad popular, la fe se ha mantenido», ha afirmado.
«Su capacidad para expresar la fe a lo largo del tiempo es un testimonio de su relevancia perdurable en la vida de la Iglesia y en la experiencia religiosa de los cristianos. Estas instituciones han resistido la prueba del tiempo, manteniendo viva la llama de la fe y del amor en un mundo en constante cambio», ha explicado.
En su opinión, las hermandades y cofradías siguen atrayendo a muchos a la fe a través de la vía de la belleza y del amor, al tiempo que forma una red de devoción, fraternidad y compromiso social.
Pero el arzobispo también ha señalado algunas tareas. Uno de ellos es el de la formación: «Es urgente cuidar en la vida de las hermandades y cofradías una seria formación espiritual, acompañada de un estímulo continuo al ejercicio de las virtudes, teniendo como referencia los ejemplos de perfección cristiana que no faltan en la historia de sus asociaciones».
Por otra parte, ha destacado como reto mantener la relevancia y el atractivo para las generaciones más jóvenes, al igual que para los que se alejaron de la vida de la comunidad eclesial.
«Las hermandades y cofradías pueden constituir un testimonio de esperanza, especialmente cuando, a través de sus prácticas de piedad, del ejercicio concreto de la caridad y de la capacidad para construir puentes de entendimiento y reconciliación, cumplen con su misión de ser signos auténticos de la presencia del Señor en medio de su pueblo santo; contribuyendo, además, en un tiempo fracturado, a la instauración de una cultura del perdón y de la fraternidad, en la que nadie resulta excluido», ha subrayado.
Saiz Meneses: «Sean verdadero pulmón de fe y vida cristiana»
Sobre estos aspectos ha insistido el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses.
«El desarrollo de este Congreso renovará en nosotros la llamada a ponernos en camino e ir al mundo entero y proclamar el Evangelio, y la conciencia de que esta misión únicamente puede llevarse a cabo desde una vida espiritual intensa y una formación cristiana sólida», ha dicho en primer lugar.
Así, les ha pedido que sean «verdadero pulmón de fe y vida cristiana, signo de la gran riqueza y de la variedad de expresiones en las que todo se reconoce en su unidad».
Faro espiritual
El alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, recordó que Sevilla es más que nunca estos días la capital mundial de las hermandades, mientras que el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha destacado en los 25 años que han pasado desde el primer concreto, el papel de las hermandades se ha reforzado.
«Su labor admirable no es flor de una semana, sino todos los días del año. Es sostén y esperanza para muchas personas, fértil semillero de valores ejemplares que nos ayudan a construir una sociedad mejor», ha afirmado.
Desde su experiencia como cofrade, ha constatado que «la vida en torno a las hermandades ha acercado a mucha gente a la fe», convirtiéndose estas en «privilegiado faro espiritual» que irradia al mundo esperanza.