Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Jesús Vidal: «El diagnóstico sobre los seminarios en España es bueno, pero tenemos que seguir mejorando»

Después de la visita a Roma de los obispos españoles para conocer el resultado de la visita que dos obispos uruguayos, por mandato del Papa, realizaron a los seminarios españoles, hablamos con Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid y el referente en el trabajo conjunto que la Conferencia Episcopal Española, las diócesis y el Dicasterio van a realizar para impulsar los seminarios.

¿Cuáles el balance sobre el encuentro con el Papa y con el Dicasterio para el Clero sobre los seminarios en España?
La verdad es que las sensaciones fueron muy buenas. Fue un encuentro muy libre, en el que el Santo Padre nos animó a que le preguntáramos sobre lo que nos preocupaba en torno a la formación en los seminarios en España. Fue contestándonos con la propuesta, el documento de trabajo, que nos presentó el Dicasterio.

Después del encuentro y de recibir ese documento. ¿Cuál es el diagnóstico que resulta de la visita de los obispos uruguayos a principios de año?
El diagnóstico sería que el plan de formación Formar Pastores Misioneros es bueno, pero tenemos que acabar de implantarlo con más decisión. El resultado de la visita refleja que la formación en España es buena y que necesita seguir caminando en la implantación del plan de formación que los propios obispos no hemos dado. El informe nos anima a avanzar en algunos elementos que nuestro plan señala como importantes.

¿Cuáles son los acentos?
Son cuatro. El primero es el de la integralidad de la formación, que sea una formación integral y, por tanto, que cuide todas las dimensiones. En este sentido se enmarca la dimensión humana, cuyo trabajo se está potenciando con la incorporación de la psicología como una ayuda al proceso; la formación espiritual, con la importancia de los directores espirituales dedicados a la vida del seminario; la intelectual, donde se profundice en la teología; y, finalmente, la formación pastoral, con un sentido misionero. Los otros rasgos son la unidad en el proceso, que haya comunidades suficientes para que pueda darse la dimensión comunitaria y que los seminaristas salgan con una disposición misionera para llevar el Evangelio a este mundo en el que vivimos.

Hablaba de las comunidades suficientes. ¿Habrá que agrupar casas de formación?
Más que de reagrupación de seminarios, a mí me gusta hablar de colaboración entre las diócesis en la formación de los sacerdotes. Se trata de diócesis que colaboran a través de dos formas: creando un seminario interdiocesano o que haya seminaristas que estén en la casa formativa de otra diócesis.

¿Cuáles van a ser los siguientes pasos?
Lo que acordamos es que nos daríamos un tiempo para leer el documento, de modo que cada obispo lo pueda abordar en su diócesis y luego lo veremos en los distintos organismos de la Conferencia Episcopal Española: en la Ejecutiva, la Permanente y finalmente en la Plenaria.

Usted es el referente de este proceso. ¿Cuál es su papel?
Sobre todo, servir de contacto entre los seminarios, las diócesis y la Congregación para el Clero, para aglutinar todas las informaciones y enviarlas, salvando siempre la capacidad de cada obispo para dirigirse a la Santa Sede.

Ha habido mucho revuelo mediático en torno a lo que el Papa podía decir a los obispos. Sin embargo, la reunión parece haber estado motivada por el hecho de que los obispos españoles han sido los primeros en adaptar las normas generales de la Santa Sede sobre la formación de los futuros sacerdotes. Por tanto, no solo no ha habido reprimenda, sino que en el fondo podría ser un reconocimiento. ¿Es así?
Es así. Yo creo que es eso, aunque tampoco tengo la certeza de las razones del Papa. Tampoco pienso se vaya a actuar igual con todas las Conferencias Episcopales, pues las que estamos en Europa tenemos un traslado mucho más fácil a Roma que las de América, Asia o África. Por ejemplo, con la Conferencia Episcopal Italiana se reúne con cierta frecuencia.

¿Qué es lo que más le llamó la atención de las palabras del papa Francisco?
Una respuesta que dio a una pregunta sobre cómo preparar a los sacerdotes jóvenes para evangelizar en un mundo cambiante, Habló de tres rasgos: que sean sacerdotes que vivan cerca de Jesucristo, que estén arraigados en la realidad y que sean capaces de discernir y obedecer.

El pasado mes de octubre se reunieron los rectores y formadores de los seminarios mayores para abordar la formación humana. ¿Es prioritaria ahora?
La formación humana es el fundamento de toda la formación. A mí me gusta una imagen. Cuando el Señor promete que va a enviar pastores a su pueblo, lo que promete no es una función, no promete expertos o técnicos. El Señor promete hombre. Y Jesucristo fue fundamentalmente un hombre. Por eso creo importante que el sacerdote sea, sobre todo, hombre y, por eso, la dimensión humana afecta a toda la misión del sacerdote. Es una misión que hace con su persona, no es un técnico que celebra la Misa o da un sacramento. Igual que la Eucaristía toma el pan y el vino, el orden sacerdotal toma la humanidad del sacerdote.

¿Por qué se pone el énfasis en esta dimensión? ¿Es más necesaria hoy?
Quizás estamos ante una crisis educativa. Antes muchos elementos se transmitían a través de la familia o la sociedad de forma natural. Ahora, con una sociedad desestructurada, es probable que los jóvenes que lleguen al seminario necesiten una mayor atención en este sentido.

¿Y cómo se aborda esto en los seminarios?
Trabajamos mucho las virtudes humanas: la prudencia, la fortaleza, la constancia… También lo hacemos con los consejos evangélicos de pobreza, el celibato y la obediencia. En este sentido, creo que en los seminarios se busca que la formación humana esté muy equilibrada en todos sus elementos.

Incluso en el cuidado personal. El descanso, por ejemplo.
Tenemos muy metido el Evangelio: «Ama a los demás como a ti mismo». Pero quizás a los sacerdotes también hay que decirles: «Ámate a ti mismo como amas a los demás. Cuídate a ti como cuidas a los demás». En el cuidado personal es importante tener un orden de vida, un horario, acostarse en su momento.

¿Y cómo se trabaja con los sacerdotes?
Todos pasamos determinados periodos o valles, donde la vida se hace un poco cuesta arriba. Y lo que necesitan es acompañamiento y formación para saber afrontar todas estas etapas.

¿Afecta a los sacerdotes el ambiente negativo que hay sobre ellos: casos de abusos, mala imagen mediática…?
Nos afecta, por su puesto. Pero lo importante es que esta afectación no sea negativa. Tenemos que aprender como obispos y sacerdotes a vivir en una realidad como esta y que puede ser una oportunidad para el crecimiento. Estos tiempos son los mejores porque son los que Dios nos ha dado.

This Pop-up Is Included in the Theme
Best Choice for Creatives
Purchase Now