Más de 10.000 jóvenes españoles han elegido pasar sus meses de descanso en las misiones. Obras Misionales Pontificias les proporciona una guía para que escojan entre más de 70 opciones y una app para que cuenten su experiencia.
Si el verano equivale a tiempo libre, parece que una parte más que interesante de la juventud decide dedicar su libertad a ser solidario. Y las misiones se han demostrado un vehículo privilegiado para ello: más de 10.000 jóvenes españoles han sido misioneros este verano.
Pero tanto la motivación como el resultado de esta decisión resultan difícil de explicar racionalmente. Hay que estar allí y vivirlo. Los relatos de historias concretas son, probablemente, la mejor alternativa para comprender.
Por eso la organización Obras Misionales Pontificias (OMP) combina su Guía compartir la misión, con más de 70 instituciones misioneras a las que apuntarse, con la app Supergesto, disponible gratuitamente en todas las plataformas, «para que la misión no sea algo puntual, sino que les acompañe todo el año a través de testimonios, vídeos y podcast».
Cuatro historias muy concretas
De todas las historias que ha recopilado, ha elegido cuatro ejemplos para su web, dejando que los protagonistas las narren en diferentes formatos.
La de Lucas Ucelay es la de un veterano trotamundos pese a sus escasos 20 años. Ya había acompañado a las Misioneras de la Caridad en Cuba, Tánger y en Madrid, y este verano ha estado un mes y medio en Calcuta. «Ha sido una experiencia que me ha cambiado el alma», explica a Obras Misionales Pontificias (OMP) en un vídeo.
Matilde Díez, de 22 años, ha repetido por tercer verano con el sacerdote burgalés Alfonso Tapia y los niños indígenas por la selva peruana, a través de la asociación Jatari. «Acompañamos al cura y hablamos de Dios, de ejemplo y de palabra», dice en otro vídeo.
Finalmente, Norberto Quintana, de Effetá, y el seminarista Gabriel Rodríguez cuentan en un podcast su estancia con la delegación de misiones de la diócesis de Canarias en Songo (Mozambique) en julio: «La misión está siendo una aventura, una experiencia de fe».