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El Papa se dirige a los jóvenes que desconfían de la Iglesia en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones

«Déjense fascinar por Jesús, plantéenle sus inquietudes fundamentales. A través de las páginas del Evangelio, déjense inquietar por su presencia. Él respeta nuestra libertad, más que nadie; no se impone, sino que se propone», subraya

La Santa Sede ha publicado este martes del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el próximo 21 de abril con el lema Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz. Un texto que el Pontífice ha aprovechado para dirigirse a los jóvenes que están alejados o desconfían de la Iglesia: «Déjense fascinar por Jesús, plantéenle sus inquietudes fundamentales».

«A través de las páginas del Evangelio, déjense inquietar por su presencia que siempre nos pone beneficiosamente en crisis. Él respeta nuestra libertad, más que nadie; no se impone, sino que se propone. Denle cabida y encontrarán la felicidad en su seguimiento y, si se los pide, en la entrega total a Él», recoge.

El mensaje papal comienza recordando que la escucha de la llamada divina no es un deber impuesto, sino «el modo más seguro que tenemos para alimentar el deseo de felicidad que llevamos dentro». Y agrega: «Nuestra vida se realiza y llega a su plenitud cuando descubrimos quiénes somos, cuáles son nuestras cualidades, en qué ámbitos podemos hacerlas fructificar, qué camino podemos recorrer para convertirnos en signos e instrumentos de amor, de acogida, de belleza y de paz, en los contextos donde cada uno vive».

Dicho esto, reflexiona sobre tres cuestiones concretas. En primer lugar, sobre el camino del pueblo de Dios, donde, cada uno con su carisma y vocación, caminamos juntos para discernir a qué nos llama el Espíritu.

«No somos islas encerradas en sí mismas, sino que somos partes del todo. Por eso, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones lleva impreso el sello de la sinodalidad: muchos son los carismas y estamos llamados a escucharnos», subraya.

Peregrinos de paz

En segundo lugar, se refiere a la necesidad de ser peregrinos de paz y esperanza. Y ser peregrinos, continúa, significa «volver a empezar cada día, recomenzar siempre, recuperar el entusiasmo y la fuerza para recorrer las diferentes etapas del itinerario que, a pesar del cansancio y las dificultades, abren siempre ante nosotros horizontes nuevos y panoramas desconocidos».

«El sentido de la peregrinación cristiana es precisamente este: nos ponemos en camino para descubrir el amor de Dios y, al mismo tiempo, para conocernos a nosotros mismos, a través de un viaje interior, siempre estimulado por la multiplicidad de las relaciones. Por lo tanto, somos peregrinos porque hemos sido llamados. Llamados a amar a Dios y a amarnos los unos a los otros. Así, nuestro caminar en esta tierra nunca se resuelve en un cansarse sin sentido o en un vagar sin rumbo; por el contrario, cada día, respondiendo a nuestra llamada, intentamos dar los pasos posibles hacia un mundo nuevo, donde se viva en paz, con justicia y amor. Somos peregrinos de esperanza porque tendemos hacia un futuro mejor y nos comprometemos en construirlo a lo largo del camino», sentencia.

Para el Papa, toda vocación pasa por ser hombres y mujeres de esperanza en medio de un mundo marcado por desafíos: el avance de una tercera guerra mundial a pedazos, las migraciones, el aumento de los pobres, el medio ambiente…

Finalmente, Francisco lanza una llamada a apasionarse por la vida y a comprometerse en el cuidado amoroso de los que están cerca y de la creación. «Se lo repito: ¡tengan la valentía de involucrarse!», concluye.

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