Este viernes se ha celebrado la segunda edición de los premios de Obras Misionales Pontificias, un evento que ha sido presentado por la periodista María Ruiz. El director nacional de OMP, José María Calderón, ha inaugurado el acto y ha explicado el significado del galardón entregado: un cangrejo con una cruz, en referencia a una historia de San Francisco Javier, patrono de las misiones.
La hermana Primitiva Vela, de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, ha sido galardonada con el Premio Pauline Jaricot. Lleva más de 50 años sirviendo a los más necesitados en la India, donde llegó como misionera en mayo de 1972. En 1981 fue destinada al Estado de Maharashtra, donde continuó con proyectos de educación, alimentación y asistencia a familias vulnerables. Uno de estos proyectos es el Proyecto Ankur, un orfanato en Mumbai que ayuda a más de 200 niñas entre los 2 y los 16 años. La hermana Gracy ha recogido el premio en nombre, ya que Primitiva no ha podido asistir al acto. La ha descrito como «un segundo San Francisco de Javier» y ha compartido su admiración por su entrega y amor por los más pobres.
El nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, ha entregado el premio y ha destacado que estos premios son una prueba de la labor impagable de los misioneros. «Estos premios son una prueba de la confianza que los misioneros en el Señor. Decía Santa Teresita del Niño Jesús que la confianza, y solo la confianza, nos llevan al amor», ha agregado.
El otro galardonado, con el Premio Paolo Manna, ha sido Xavier Ilundain, un sacerdote jesuita que ha dedicado su vida a la animación misionera entre los más pequeños. Fue uno de los principales impulsores de la revista Gesto y el fundador de la iniciativa Sembradores de Estrellas. El premio lo ha recogido su hermana Mariví, pues el religioso no ha podido acudir debido a un positivo por COVID-19. Le ha entregado el reconocimiento el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, que ha reivindicado la figura de san Francisco Javier.
