El obispo de la diócesis, Jesús Fernández, toma esta decisión para asegurar que los dos seminaristas tengan una comunidad formativa suficiente y tras el compromiso de varios obispos de establecer en Salamanca, donde está el Teologado, un seminario interdiocesano
El obispo de Astorga, Jesús Fernández, ha anunciado este lunes que el Seminario de Astorga —que este curso tendrá solo dos seminaristas— se incorporará al Teologado de Ávila, situado en Salamanca, donde se incorporará a la comunidad formativa en la que ya están los candidatos al sacerdocio de varias diócesis.
Esta integración se hace en el contexto del proceso de actualización y adaptación de la realidad de los seminarios en España, que comenzó el pasado año con una reunión en Roma de todos los obispos españoles con el papa Francisco y con el Dicasterio para el Clero. Un proceso que lidera a nivel nacional el obispo auxiliar de Madrid y presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, Jesús Vidal.
«Estamos comprobando que el mayor escoyo para la implementación del plan está siendo el de la unión de varias comunidades formativas que por sí solas no alcanzan los números de referencia: un mínimo de ocho seminaristas en cada uno de los niveles formativos», indica el prelado.
Este es el caso de Astorga y, por ello, y tras una consulta al Consejo Presbiteral, explica que se le aconsejó «unirlo al Teologado de Ávila, situado en Salamanca, contando con el compromiso de varios obispos de establecer en esa misma ciudad un seminario interdiocesano». «Convencido de que esta es la mejor solución, he tomado la decisión de proceder en este sentido», agrega.
En la comunicación, muestra la preocupación de que los seminaristas se desvinculen de algún modo de la Iglesia particular y, por ello, determina que los fines de semana, salvo excepciones, «regresarán a nuestra tierra para complementar la formación, especialmente en la dimensión pastoral».
Y concluye: «Espero que este hecho no nos encierre en un fácil lamento, sino que hagamos de él una lectura creyente que nos permita descubrir la raíz del problema y contribuya a concienciarnos de la urgencia de intensificar la pastoral juvenil y vocacional. Pidamos al Buen Pastora que envíe pastores a su mies».