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Tres mensajes del papa Francisco a los nuevos embajadores ante la Santa Sede

Familia, esperanza y paz son las cuestiones sobre las que ha reflexionado el papa Francisco en el encuentro con los representantes de Etiopía, Zambia, Tanzania, Burundi, Catar y Mauritania con motivo de la entrega de las cartas credenciales

Familia, esperanza y paz. Son las tres palabras que ha destacado el papa Francisco en su discurso a los embajadores de Etiopía, Zambia, Tanzania, Burundi, Catar y Mauritania ante la Santa Sede, con los que se ha encontrado este sábado por la entrega de las cartas credenciales.

Al hablar sobre la primera cuestión se ha referido a la familia humana y a la importante tarea diplomática. «La noble labor de la diplomacia, a ambos niveles, bilateral y multilateral, tiene como objetivo promover y fomentar los valores de la fraternidad, la convivencia, el cuidado, que son indispensables para el desarrollo auténtico e integral de cada persona, así como para el progreso de los pueblos», ha subrayado.

De este modo, les ha alentado a «cultivar el bien común, proteger los derechos fundamentales y la dignidad de todos, y construir una cultura de solidaridad fraterna y de cooperación».

El Pontífice ha señalado los principales problemas de la humanidad en estos momentos —los conflictos bélicos en tantos países, las crisis humanitarias y la baja natalidad, por ejemplo—.

«A la luz de estos desafíos, es esencial entablar un diálogo de futuro, constructivo y creativo, basado en la honestidad y la apertura, para encontrar soluciones compartidas y reforzar los lazos que nos unen como hermanos y hermanas dentro de la familia global», ha pedido.

En segundo lugar, Francisco ha vinculado la labor diplomática y la esperanza: «Los embajadores sois signos de esperanza, porque buscáis construir puentes entre los pueblos, y no muros».

Y ha continuado: «Confío en que vuestra misión contribuya no solo a la consolidación de las buenas relaciones entre vuestras naciones y la Santa Sede, sino también a la construcción de una sociedad más justa, más humana, en la que todos sean acogidos y en la que todos tengan las oportunidades necesarias para avanzar juntos por el camino de la fraternidad y de la convivencia pacífica».

Finalmente, se ha referido a la paz. «Solo cuando dejamos a un lado la indiferencia y el miedo puede florecer un auténtico clima de respeto mutuo que conduzca a una concordia duradera», ha dicho.

Y, de nuevo, interpelando a los embajadores, les ha recordado que representan la voluntad de hacer frente a la injusticia, la discriminación, la pobreza y la desigualdad que afectan al mundo y obstaculizan las aspiraciones pacíficas de las generaciones presentes y futuras.

«Espero que en el ejercicio de vuestra función como diplomáticos os esforcéis siempre por ser artífices de paz, los bendecidos por el Todopoderoso», ha concluido.

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