El sacerdote milanés ha presentado en la Universidad Eclesiástica San Dámaso su libro editado por la BAC: ‘El enigma de la sexualidad humana’
El tema de la diferencia sexual es una cuestión crucial en la actualidad. Dice Alberto Frigerio, autor del libro El enigma de la sexualidad humana, médico y sacerdote, que «la sexualidad humana es biológicamente determinada, psicológicamente elaborada, culturalmente condicionada y moralmente escogida».
Durante la presentación de este libro, editado por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) en Madrid, Juan de Dios Larrú, vicedecano de la Facultad de Teología de San Dámaso, ha puesto sobre la mesa que «la sexualidad despierta en el hombre una pregunta sobre el origen, el destino y sobre nuestra identidad, preguntas que nos acompañan durante toda la vida».
El trabajo de Frigerio supone, desde una perspectiva sapiencial, una introducción al misterio de la sexualidad humana en un momento en el que «las revoluciones sexuales han hecho más difícil reconocer el significado de la sexualidad humana para nuestros contemporáneos», señala Larrú. Por esta razón, añade el autor del libro, estamos en un momento que urge a «promover una recomprensión de la diferencia sexual». Una diferencia que no es discriminación, sino posibilidad de comunión, «de una comunión generativa —apunta el vicedecano— entre el hombre y la mujer que hace la vida fecunda y que la promesa de felicidad que encierra el corazón humano pueda verdaderamente desplegarse».
Comprender esta diferencia es fundamental, insiste Frigerio, porque «el hecho de estar sexuados no predetermina, pero sí orienta el modo de ser y de existir del individuo. Oriente el proceso de identificación y la manera de estar en el mundo». A diferencia del resto de seres vivos, «el proceso de autoidentificación se lleva a cabo en la asunción de unos hechos dados que el individuo debe interpretar y promover. De la calificación bíblica original de macho y hembra se deriva la tarea de convertirse en hombre y mujer».
Con sus diferencias biológicas y también psicológicas y espirituales, «masculino y femenino constituyen dos maneras de nombrar la totalidad. La relación entre el hombre y la mujer está llamada a adoptar la forma de una mutua revelación».