Vicente Martín Muñoz y José Antonio Álvarez Sánchez han recibido este sábado en la catedral de la Almudena la ordenación episcopal
Vicente Martín Muñoz y José Antonio Álvarez Sánchez se han convertido este sábado en obispos auxiliares de Madrid en una Eucaristía presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, y ante una nutrida presencia de obispos, 72, según ha informado la archidiócesis madrileña.
En la homilía, tras congratularse por tener dos nuevos colaboradores, el cardenal Cobo les ha pedido —incluyéndose a él y a los otros dos obispos auxiliares, Juan Antonio Martínez Camino y Jesús Vidal— que promuevan la comunión «en la diversidad y pluralidad».
«Seamos signo de comunión eclesial. Seguramente, unas veces acertaremos y otras nos equivocaremos, es cierto, porque para esto no hay recetas», ha subrayado el purpurado.
Contemplar la realidad
El arzobispo también les ha pedido que se centren en la contemplación de la realidad del mundo de hoy, «esta realidad que tanto ama el Señor y que es el lugar en el que se revela y salva».
«A este mundo, tal cual es, somos enviados, no desde un irreal pretendido grupo de perfectos, sino desde una Iglesia que se sabe, el mismo tiempo, santa y pecadora», ha añadido.
Así, ha recordado que en el pueblo de Dios hay muchas ovejas: rebeldes, cansadas, enfermas, colaboradoras, entusiastas, generosas, diligente, desilusionadas… «Queredlas, por favor, a todas. Miradlas como las mira Dios, con corazón de misericordia», ha explicado.
Obispos de todos
En este sentido, al final de su intervención, y tras pedirles que aprendan del pueblo de Dios, especialmente de los pobres, les ha recordado que son «obispos de todos, de unos y otros, de los que se confiesan católicos y de los que no lo son tantos».
«Estad siempre muy pendientes, porque siempre habrá otras ovejas que no están, porque nunca estuvieron o porque estuvieron y se marcharon; a ellas también somos enviados», ha sentenciado.
Y les ha advertido ante la tentación de convertirse en el centro, pues de este modo «el discipulado se funcionaliza y nos convertimos en administradores y controladores de la fe, en lugar de sus servidores y facilitadores».