Católicos y científicos: Antonio de Ulloa, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
En su fe de bautismo figura su nombre completo: Antonio Eustaquio Arcadio Ramón Benito Simón de Ulloa y de la Torre Guiral (1716-1795).
Estudió en el Colegio de Santo Tomás, de los Padres Dominicos – de educación religiosa católica- y tuvo dos hermanas monjas y un hermano fraile agustino. Antonio de Ulloa fue un ilustrado católico practicante, como otros tan importantes como Feijoo, Sarmiento, Cabriada…La Iglesia Católica fue motor de la Ilustración Española.
Ulloa fue un autodidacta que acompañó a Jorge Juan en la expedición que tenía la misión de medir el meridiano en el ecuador, tras ser nombrado teniente de navío, con sólo dieciocho años. Llegó a ser teniente general de la armada española y académico de la Real de Ciencias londinense, de la Real Academia de París, Estocolmo, Berlín y Bolonia. Sus conocimientos de matemáticas y astronomía, así como de ciencias naturales, le llevaron a recopilar abundante información –parece ser el primero que observó las auroras australes- y objetos de interés natural. Descubrió el platino y lo trajo a Europa, perfeccionó la imprenta, etc. Además levantó mapas, y montó el primer Gabinete de Metalurgia y Gabinete de Historia Natural de España, llegando a participar en la redacción de las Instrucciones para la recogida de material del Real Gabinete de Historia Natural que dirigió Pedro Franco Dávila, en el que habitualmente se sitúa el origen del actual Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN).
En cuanto a su religiosidad, no parece haber duda de la misma. Comenta el Prof. Antonio Domínguez –de la Real Academia de Historia, de la British Academy, Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (1982), Ramón Menéndez Pidal de Investigación Humanista (1986) y Honoris causa por Granada, Madrid, Barcelona, Sevilla, Córdoba, Cádiz y Burdeos- en el prólogo de la obra colectiva “Actas del II Centenario de Don Antonio Ulloa“ (M. Losada y C. Varela Eds.) de acceso libre en internet: “ Ulloa, a pesar de sus contactos con personas y libros de naciones no católicas, fue un católico, no sólo sincero sino tranquilamente instalado en su fe, sin problemas íntimos, sin traumas”. Se trataba de un científico católico que perteneció a la Orden de Santiago y a la Orden de Calatrava. Además interpretó la existencia de los fósiles de conchas marinas que descubrió en la cordillera de los Andes en tono conciliador con la Biblia, no enfrentando sino considerando la compatibilidad entre ciencia y fe, asumiendo un planteamiento gradualista como el propuesto por otro ilustrado católico, el Padre José Torrubia, del que ya he hablado aquí en Ecclesia.