Católicos y científicos: Guillermo García Ramos, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
Una vez más traemos un químico católico a colación, que se hizo bachiller en Granada, en el colegio “Padre Suárez” y se doctoró en ciencias químicas en la misma ciudad, con premio extraordinario. Fue colaborador del CSIC en el Instituto de Edafología y Biología del Cortijo del Cuarto. También fue profesor de física y química en el Patronato de Enseñanza de Larache y Ceuta, y después en más centros privados de Sevilla.
Guillermo García Ramos y el Padre Manjón en el Sacromonte.
Se dedicó en su etapa científica a la química orgánica, en la temática del estudio de las arcillas y materiales cerámicos, estando vinculado al centro de Edafología a través del Prof. José L. Pérez Rodríguez. (La ciencia en la historia de la Universidad Española. 92 años de química en Sevilla. Manuel Castillo y Miguel Ternero, coord.). Llegó a ser profesor adjunto de química inorgánica en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sevilla.
Pero para el desarrollo de su principal actividad docente, la de profesor de química de la Universidad Laboral de Sevilla, fue fundamental la experiencia de su etapa de doctorado, al lado nada menos que del Padre Manjón, en las Escuelas del Ave María, una experiencia docente católica dirigida a los pobres, habitantes de las cuevas del Sacromonte, inspirada en el humanismo cristiano, que tantos y tan buenos frutos daría, y que pasaría prácticamente desapercibida para los anales de la historia de la pedagogía, seguramente por tener como principios pedagógicos la educación una y no contradictoria; integral; comenzando desde la cuna; gradual y continuamente; progresiva; tradicional e histórica; orgánica y armónica; activa por parte del maestro y del alumno; sensible; moral y religiosa; artística y manual; educando con el ejemplo; mens sana in copore sano. Decía “Contra la ignorancia, la enseñanza; Contra la pobreza, el socorro; Contra la corrupción, la educación moral; Contra el escándalo público, la influencia social”. Un testimonio de un alumno de la misma diría: “En primer lugar, como no, un recuerdo afectuoso para D.Guillermo García Ramos, nuestro querido profesor de Química en todos los cursos, admirado y querido profesor, un padre para todos nosotros …”.
Jacinto Sánchez Moncada, en la necrológica firmada en ABC , decía además de él: “…cuantos le conocieron y trataron hallaron a un hombre de bien, enriquecedor, modesto, cordial y afable, culto e inteligente, de profundas convicciones sociales y religiosas, un gran profesional en el campo del saber y en su vida familiar. Donde se halle, en el lugar infinito por el que se afanó por ocupar durante noventa años de vida, a buen seguro se habrá encontrado con la gran dama Carmen, su mujer…”.