Católicos y científicos: San Isidro y el MAN, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
Parece como un juego de palabras, pero no lo es tanto. El otro día visité con mi familia el Museo Arqueológico Nacional (MAN). Había ido a verlo unas cuantas veces, hace ya algunos años, y quedé impresionado al verlo reformado.
El aspecto es así, un poco minimalista, pero estéticamente muy logrado, muy funcional, muy completo. En el área de Prehistoria pronto me llamó la atención un cuadro que contenía un perfil estratigráfico, que es un magnífico modo de ofrecer a la observación lo que sólo quienes hacen excavaciones están habituados a contemplar.
De vez en cuando uno desde el tren o el coche puede también encontrarse ante el espectáculo de las diversas capas del subsuelo, y visibilizar pliegues, etc. Concretamente en este caso el perfil era de Madrid, de las inmediaciones de la ermita de san Isidro, de un yacimiento que lleva el nombre del santo que pronto festejará media España.
En la figura adjunta aparece a la izqda. El dibujo publicado en su día por su autor, y a la derecha, el cuadro que esta en el MAN.
No habría pasado nada más allá de recibir una emoción estética –porque el perfil es extraordinario- si no leo la leyenda que acompaña al perfil, que termina diciendo “… La presencia de piedras talladas, junto a restos de animales extintos, permitió plantear una mayor antigüedad para la aparición del ser humano en la Tierra, en clara disonancia de la aceptada entonces por la Iglesia”.
Supuse que la mención final hacía referencia a la Iglesia Católica – hay más iglesias: la de la cienciología, la de los santos de los últimos días, la protestante….- y me quedé estupefacto por varios motivos. En primer lugar, el perfil representado en el cuadro está copiado de una obra titulada “Origen, naturaleza y antigüedad del hombre” publicada en 1872 y escrita por Juan Vilanova Piera, a quien recientemente hemos dedicado una nota en Ecclesia por ser un científico católico ferviente http://www.revistaecclesia.com/catolicos-y-cientificos-juan-vilanova-piera-por-alfonso-v-carrascosa-cientifico-del-csic/, hijo fiel de la Iglesia Católica, que no tuvo problema alguno en conciliar ciencia y fe en cuanto a evolución se refiere, algo que nos pasa hoy a la práctica totalidad de los científicos católicos del mundo, que pensamos -como la Iglesia Católica- que teoría de la evolución y fe son perfectamente conciliables siempre que no se niegue la intervención de Dios en la misma, o que el hombre tiene alma inmortal dada por Dios al ser concebido, algo que por otra parte sólo se puede negar desde posturas ideológicamente materialistas.
El plantearse la edad de la Tierra y del hombre en base a tiempos bíblicos fue algo que católicos y protestantes hicieron a finales del siglo XV-principios del XVI, pero que en las postrimerías del siglo XIX –momento en que el cuadro del MAN se hace- al menos la Iglesia Católica no defendía de manera oficial, y en la comunidad científica había ya muchos católicos conciliadores evolución-fe.
Es decir, volviendo otra vez a España a finales del XIX, el caso de Juan Vilanova no era único, ya que los científicos católicos que admitían la teoría de la evolución eran nada menos que las mayores eminencias de la época en dicha materia, nombres a los que en Ecclesia les hemos dedicado ya semblanzas (p.ej.- ver en Firmas- Alfonso V. Carrascosa las semblanzas de los antropólogos que formaron la escuela de Antropología de Barcelona).
Este tipo de cosas, estas confusiones, en ocasiones son producto de la ignorancia, algo chocante en el caso del MAN, al que se le supone, es más, se le debe exigir el máximo nivel científico y la mayor de las objetividades, pero es posible que ocurra. Otras veces tienen como origen, aparte de la ignorancia, un tratamiento laicista del hecho entre manos. En este caso a la confusión ha podido contribuir el pensamiento extendido –el laicismo se ha encargado de convertirlo en dogma- de que los católicos somos creacionistas, es decir, literalistas del texto bíblico, algo falso de toda falsedad, eso sí, postura defendida por algunas sectas protestantes de los Estados Unidos.
El propio Vilanova, el creador del referido perfil estratigráfico del MAN, explica de maravilla en una de sus obras: “Conviene tener presente que Moisés no se propuso dar en el Génesis un tratado de Geología ni de ninguna otra ciencia, sino más bien hacer comprender a los hebreos la grandeza y omnipotencia del Dios Creador, y evitar de esta manera que cayesen en la idolatría; lo cual era más fácil de conseguir, diciendo que a la sola palabra de Dios “Fiat lux”, “apareció la luz”, que si les hubiera dado un tratado de Óptica”. No estaría mal que el MAN corrigiese la mencionada leyenda, evitando así herir la sensibilidad religiosa de muchos, y que de estar referido el error a alguna otra confesión religiosa, ante los argumentos científicos aquí expuestos no cabe duda que sería retirado de inmediato.
En cualquier caso el MAN, a pesar del fallo merece ser visitado y en san Isidro más –por favor quien visite el MAN, que rellene a mano una “Sugerencia”, con los argumentos de este artículo, para ver si conseguimos que el director del museo retire la infamia, ya que recientemente han retirado una imagen que hacía referencia a una imagen que incluía tierras aragonesas en los “Condados Catalanes”, con una sola “Sugerencia” presentada-, pero para museo en el que se recojan los trabajos de los antropólogos católicos que estudiaron Madrid (Vilanova, Obermaier, Pérez Barradas, etc.), el “Museo de San Isidro. Los orígenes de Madrid”. Ahora eso sí, no penséis que allí os vais a encontrar con notas sobre la fe de los antropólogos que excavaron Madrid y cuyas piezas extraídas se exponen. Para eso estamos aquí en Ecclesia, para íroslo contando poco a poco. ¡Feliz san Isidro!