La Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida llama a los fieles a tomar conciencia de su Bautismo y anunciar a Jesucristo «encarnados en el mundo» en la celebración de Pentecostés
El próximo 19 de mayo, con motivo de la festividad de Pentecostés, la Iglesia celebra como cada año el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar. La Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida ha propuesto para esta ocasión el lema «Laicos por vocación, llamados a la misión», en un gesto de invitación a todos los bautizados a proclamar el Evangelio, misión encomendada por el mismo Jesucristo y que «se lleva a cabo con la fuerza del Espíritu Santo».
La Conferencia Episcopal Española ha querido subrayar en su mensaje que «el envío a la misión procede del Padre, que tanto nos ha amado que ha enviado a su único Hijo para que alcancemos la salvación, por su muerte y resurrección. Y es Jesús resucitado el que ha entregado a su Iglesia, a cada uno de nosotros, el Espíritu Santo, que es el alma de la evangelización. Por tanto, es fundamental que descubramos, como miembros del Pueblo de Dios, que tenemos una misión que no es iniciativa nuestra, sino de Dios, que la sostiene y permitirá que perdure por los siglos de los siglos».
En este contexto, los obispos recuerdan asimismo la celebración del Encuentro sobre el Primer Anuncio, que tuvo lugar el pasado mes de febrero, así como la preparación para un Congreso sobre las Vocaciones, que se celebrará en Madrid, en febrero del próximo 2025. Atendiendo a estas iniciativas, en el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar «queremos que resuene con fuerza esa llamada que la Iglesia ha recibido, como asamblea de convocados, pueblo de Dios unido en la misión, a vivir su vocación, que tiene como horizonte la misión. Y de un modo propio y peculiar destacamos la vocación laical, que se ejercita en la caridad política, en el anuncio del Evangelio en el corazón del mundo».
Por todo ello, destacan que «los laicos, desde el Bautismo, han recibido una vocación, que los hace sentirse corresponsables en la vida y misión de la Iglesia». «Nuestra primera y fundamental consagración hunde sus raíces en nuestro Bautismo. A nadie han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizado laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar», agregan.
Para los obispos se trata de que «el laico sea laico» por vocación, en todos los ámbitos de la vida. «El laicado vive su vocación encarnado en el mundo, es decir, en los ámbitos de la familia, del trabajo, de la educación, del cuidado de la casa común y, de una manera particular, en la vida pública. Y también se desarrolla en el interior de la vida de la Iglesia, ayudando en la liturgia, en la catequesis, en los grupos parroquiales», señalan. Por último, la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida ha querido agradecer el servicio de todos y cada uno de los laicos «comprometidos en la misión evangelizadora de la Iglesia».