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El Papa bendice la protección de la Virgen a los feriantes

Francisco visitó ayer el parque infantil Luna Park de Ostia para reunirse con una comunidad que «hace sonreír a la gente» y apoyar la labor de Sor Geneviève Jeanningros

El Papa Francisco interrumpió ayer sus vacaciones de verano para visitar el Luna Park de Ostia, un histórico parque infantil situado a una hora de Roma. Lo hizo para abrazar a las comunidades del espectáculo itinerante y del circo, que sufren especialmente desde la pandemia del Covid y que a menudo, como denuncian algunos representantes del colectivo, son puestas «en reserva». 

Con esta visita, de la que informa Vatican News, el Papa quiso apoyar, además, la labor de Sor Geneviève Jeanningros, que junto a la hermana Anna Amelia lleva a cabo desde hace más de 50 años una pastoral de cercanía con estas personas. El motivo concreto fue la bendición de una estatua de la Virgen Protectora del Espectáculo Ambulante y del Circo, realizada en escayola y colocada sobre una columna en el interior del parque. «Necesitamos que la Virgen nos proteja», corroboraron los feriantes.

La hermana Geneviève, perteneciente a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de Jesús, vive desde hace 56 años en una caravana con la hermana Anna. Ambas abrazan el legado de Charles de Foucauld de «ir allí donde a la Iglesia le cuesta ir». Acompañada del párroco de la cercana parroquia Regina Pacis, el padre Giovanni Vincenzo Patané, condujo al Papa a una sala utilizada para fiestas de cumpleaños infantiles. 

Salvatore Cernuzio describe en su entrañable nota para la agencia de noticias vaticana el atronador aplauso de los asistentes ante la llegada de Francisco, en silla de ruedas, en una estancia presidida por una estatua de Spider Man, una piscina inflable, máquinas tragamonedas, paredes coloreadas y carteles de personajes de dibujos animados. 

«Adelante siempre con alegría»

«Les agradezco a todos por lo que hacen, por hacer sonreír a la gente. Estoy feliz de ver esta alegría. Ánimo, adelante siempre con alegría», dijo el Papa, que saludó a algunos niños que ya le habían conocido, aún más pequeños, en 2018, cuando celebró el Corpus Christi en Santa Mónica. «Somos gente pequeña, sólo podemos darle las gracias. Nos habéis hecho un gran regalo», le replicaron los distintos líderes de lo que llamaron una «gran familia». 

Tras escuchar los agradecimientos de muchos de los presentes a la labor de cercanía de sor Geneviéve, tiró de su habitual sentido del humor: «¿También está en el circo? ¿Trabaja con leones?». La complicidad con la enfant terrible, como la apodó cariñosamente en su momento, era evidente.

La comunidad de feriantes le agasajó con un espectáculo de payasos y acróbatas, y el momento más emotivo llegó cuando Óscar, un niño de 9 años, le regaló una caja de música en forma de carrusel, símbolo de los espectáculos itinerantes, y un sobre azul. Cuando el Papa lo abrió, encontró cinco euros: «Así puedes comprarte un helado», explicó Óscar, ante la risa de Francisco.

Pero también hubo una caricia para María, de 91 años, o un mensaje de vídeo para la «abuela Laura» en el móvil de su nieto Massimo. Y el párroco padre Giovanni también tuvo premio: el Papa le firmó una oración a María Madre del Espectáculo Itinerante y del Circo que había impreso. «La parroquia a veces estresa, venir aquí te hace respirar alegría, respiras el aire de la comunidad, una pequeña parroquia donde todos se conocen, pueden discutir pero se encuentran», dijo el padre Giovanni, que describió el Luna Park como «un rinconcito del Paraíso». 

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