Las diócesis acogen las celebración de inicio del Año Santo. Los obispos centran sus intervenciones en la esperanza
Ya es Jubileo en las Iglesias locales de España. Las diócesis españolas han abierto este domingo el Año Santo con motivo de los 2025 años de la encarnación de Cristo, un año que se dedicará a la esperanza. De norte a sur, los principales templos de nuestro país, presididas por cada obispo, han acogido las Eucaristías de apertura.
En Madrid, el cardenal arzobispo, José Cobo, se ha referido al tema de este Jubileo en su homilía: «La esperanza no es un vacuo sentimiento que anhela cosas, no es nostalgia ni una última forma de resignación cuando no queda otra cosa. La esperanza es la lucidez para ver todas las posibilidades que germinan en el corazón de nuestro mundo, la esperanza es la confianza en que el bien de Dios va creciendo y es también el compromiso personal para hacer lo posible para entrar en el proyecto de Dios».
Y ha añadido: «No reduzcamos la vida al presente, no convirtamos la esperanza en la exigencia de algo rácano e inmediato. Somos parte de una historia abierta a la eternidad. Ese es el Jubileo. En esa historia hemos sido incorporados».
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En Sevilla, el arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, ha señalado que el Año Jubilar «será un tiempo de gracia, especialmente propicio, en el que Dios nos concede todos sus bienes para nuestra renovación interior».
«Es un tiempo de penitencia, de recibir el perdón de Dios; tiempo de conversión personal, comunitaria y social; tiempo de crecimiento en la vida cristiana, de perdonar a los demás, de recomponer las relaciones personales rotas en la familia, en el trabajo, en el ambiente; tiempo de reflexionar profundamente sobre el sentido de nuestra existencia y sobre la llamada a orientar nuestra vida según los valores del Evangelio; tiempo de adoptar un nuevo estilo de vida», ha agregado.
Desde el Santuario de la Gran Promesa, en Valladolid, el arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, ha pedido que este año sirva para que «aquellos que nos vean puedan decir: «¡Mira cómo se aman, mira cómo se respetan!». Pongamos a prueba la esperanza».
José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, ha subrayado en la apertura en su diócesis: «Es necesario hablar de esperanza, porque nuestra esperanza no se apoya en que salgan las cosas bien y no haya problemas, porque estos los vamos a tener siempre. Qué distinto cuando estos problemas, angustias o dificultades se afrontan con confianza en Dios, que está a nuestro lado. La confianza que tenemos es que Dios está con nosotros».
En Santiago de Compostela, el arzobispo Francisco Prieto apuntó que la esperanza tiene un único nombre, Cristo el Señor, y llaneó una invitación a reflexionar sobre las razones para mantener la esperanza: «Podemos seguir albergando esperanza en el corazón de cada uno de nosotros, en el corazón de nuestras familias, de nuestras comunidades, en el corazón de esta humanidad».