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El Papa prepara el Jubileo en el Campidoglio: «Roma tiene vocación de universalidad en el plan de la Providencia»

El Papa ha pedido que la peregrinación, que atraerá a más de 30 millones de personas, mejore la cara de la ciudad, haga más eficientes los servicios públicos y estreche las relaciones entre el centro y los suburbios

El papa Francisco ha visitado hoy, lunes, 10 de junio, el Palacio romano del Campidoglio, sede del ayuntamiento capitalino, con motivo de la preparación del Jubileo de 2025. Allí se le ha podido ver levantarse de la silla de ruedas que utiliza habitualmente para asomarse a las históricas ruinas de los Foros Romanos en compañía del alcalde, el socialdemócrata Roberto Gualtieri.

«Siento sentimientos de gratitud y alegría», ha afirmado el Pontífice, quien ha demostrado su amor por «toda la ciudad, que casi desde su nacimiento, hace unos 2.800 años, ha tenido una clara y constante vocación de universalidad. Para los fieles cristianos, este papel no fue fruto del azar, sino que correspondía a un plan providencial».

A los pies de la colina del Palatino, a pocos metros del imponente Arco triunfal de Septimio Severo y otras ruinas de máxima iconicidad, el Santo Padre ha recordado el desarrollo jurídico y la capacidad organizativa de la antigua Roma, «un centro radiante de civilización» donde se edificaron «instituciones sólidas y duraderas en el tiempo». Sin embargo, esta cultura, «que sin duda experimentó muchos buenos valores, necesitaba, en cambio, elevarse, para afrontar un mensaje mayor de fraternidad, amor, esperanza y liberación».

«La aspiración de esa civilización, habiendo alcanzado la cima de su florecimiento, ofrece una explicación más para la rápida difusión del mensaje cristiano en la sociedad romana. El luminoso testimonio de los mártires y el dinamismo de la caridad de las primeras comunidades de creyentes interceptaron la necesidad de escuchar nuevas palabras, palabras de vida eterna: el Olimpo ya no era suficiente, era necesario ir al Gólgota y al vacío, a la tumba del Resucitado para encontrar las respuestas a los anhelos de verdad, justicia y amor», ha proseguido. La fe cristiana ofrecía, por tanto, «una esperanza mucho más radical y sin precedentes; la posibilidad de evolucionar hacia un estadio superior, abandonando paulatinamente, por ejemplo, una institución como la esclavitud».

De hecho, ha considerado el caso de la esclavitud como «un ejemplo muy significativo de que incluso las civilizaciones refinadas pueden presentar elementos culturales tan arraigados que ya no se perciben como contrarios a la dignidad del ser humano». Esta mentalidad también se da en nuestros días, cuando, casi de manera inconsciente, «corremos a veces el riesgo de ser selectivos y parciales en la defensa de la dignidad humana, marginando o descartando a determinadas categorías de personas».

A la Roma de los Césares, ha continuado Francisco su reflexión, la sucedió, «por así decirlo, la Roma de los Papas», algo que trajo muchos cambios, «pero la vocación de Roma a la universalidad fue confirmada y exaltada». Así, si el horizonte geográfico del Imperio Romano tenía su corazón en el Mediterráneo, «la misión de la Iglesia no tiene fronteras en esta tierra, porque debe dar a conocer a Cristo a todos los pueblos», ha continuado.

La visita oficial de Francisco al ayuntamiento romano se enmarca en los preparativos del Jubileo del 2025, un evento con el que Roma espera la llegada de 30 millones de peregrinos y para la que está llena de obras para engalanarse. La peregrinación «no puede dejar de implicar también a la ciudad», dejando un impacto «positivo en la propia cara de la ciudad y haciendo más eficientes los servicios públicos, no sólo en el centro, sino también en los suburbios».

El Papa y el alcalde socialdemócrata Gualtieri han mantenido una reunión privada antes de saludar a los trabajadores del consistorio y ser recibido por las autoridades municipales, a las que ha querido agradecer su compromiso en la preparación del Jubileo, «confirmando la voluntad de colaboración amistosa que caracteriza las relaciones mutuas entre Italia y la Santa Sede, que son relaciones humanas. Muchas veces la mezquindad puede llevarnos a pensar que las relaciones son dinero: no, esto es secundario. Son las relaciones humanas entre autoridades», ha declarado el Papa.

Finalmente, Francisco ha pedido «que Roma siga ofreciendo su rostro, un rostro acogedor, hospitalario, generoso y noble» y que «renazca en todos la conciencia del valor de Roma, del símbolo que representa en todos los continentes —no olvidemos el mito del origen de Roma como renacimiento de las ruinas de Troya—; y la mutua colaboración efectiva entre todos los poderes que allí residen se confirma, incluso crece, para una acción coral y constante, que la hace aún más digna del papel que el destino, o más bien la Providencia, le ha reservado».

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