«Rezar por la unidad es la primera tarea de nuestro camino», dijo en la celebración de las segundas vísperas de la fiesta de la Conversión de San Pablo
El papa Francisco clausuró este jueves la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en la basílica de San Pablo Extramuros, donde presidió las segundas vísperas en la fiesta de la Conversión de San Pablo, una celebración que aprovechó para marcar la vía para la unidad de los cristianos: «Caminar y servir juntos, poniendo la oración como prioridad».
«Rezar por la unidad es la primera tarea de nuestro camino. Y es una tarea santa, porque es estar en comunión con el Señor, que rogó al Padre ante todo por la unidad», subrayó en la homilía.
Delante del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y del metropolita Policarpo, en representación del Patriarcado Ecuménico, el Pontífice dijo que cuando los cristianos maduran en el servicio a Dios y al prójimo, crecen también en la comprensión recíproca.
Y añadió, como declara el Concilio: «Porque cuanto más se unan en estrecha comunión con el Padre, con el Verbo y con el Espíritu, tanto más íntima y fácilmente podrán acrecentar la mutua hermandad».
Con todo, animó a superar la tentación de encerrarse en comunidades y a entablar relaciones con los demás, no solo para obtener algo a cambio. «Si así fuera, no se trataría solo de errores estratégicos, sino de infidelidad al Evangelio», dijo.
Asimismo, pidió que, además de rezar por la unidad de los cristianos, se haga por el fin de las guerras, especialmente en Ucrania y en Tierra Santa. Y saludó al pueblo de Burkina Faso, encargado este año de la preparación de los materiales para la semana. «Que el amor al prójimo sustituya la violencia que aflige a ese país», concluyó.