Comienza la Asamblea anual de Escuelas Católicas con la presencia de cuatro obispos, entre ellos el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, y el secretario general de la CEE
Este jueves ha comenzado en Madrid una nueva Asamblea anual de Escuelas Católicas, un evento que ha inaugurado el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, junto con el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César García Magán. También han participado los presidentes de las comisiones episcopales para la Vida Consagrada y para la Educación, Luis Ángel de las Heras y Alfonso Carrasco Rouco, respectivamente.
«La Iglesia está comprometida con la educación desde su identidad católica, su diversidad y capacidad de trabajo conjunto», ha dicho De las Heras en la primera intervención de la mañana. Y ha defendido que es una labor que alcanza a los menos favorecidos de la sociedad. «Lo propio de la educación católica es la humanización que brota de la fe y genera cultura».
Por su parte, Carrasco Rouco ha recordado el reciente Congreso La Iglesia en la Educación, en el que participaron ampliamente los centros católicos, y ha defendido que más que proyectos educativos, lo que hay que ofrecer es realidades.
Como retos, ha subrayado la urgencia de crecer en la conciencia de la propia identidad y en la presencia en medio de la sociedad.
En su turno, César García Magán ha defendido que el camino conjunto que se propone a toda la Iglesia y en particular a la educación no es un programa de marketing ni tacticismo, sino que brota de la naturaleza de la Iglesia.
Así, ha defendido que «un test del grado de democratización de una sociedad es el respeto al derecho a la libertad religiosa y a la libertad de enseñanza». En este sentido, ha dicho que el Estado ha de apoyar la opción de cada ciudadano y familia.
Un test de grado de democratización de una sociedad es el respeto: derecho a la libertad religiosa y libertad de enseñanza, donde cada uno pueda elegir que sus hijos puedan ser educados.
El turno de alocuciones episcopales ha concluido con la intervención de Bernardito Auza, quien ha insistido en la petición del papa Francisco a trabajar juntos, en red y a fomentar la cultura del encuentro. «Continúen con el mismo esfuerzo y dinamismo esperanzador, para que el trabajo sea fructífero. Sigan comprometidos con llevar la luz del Evangelio a los jóvenes y familias», ha sentenciado.
Reconocimiento del Gobierno
En la asamblea participó una representante del Ministerio de Educación, en concreto, la subdirectora general de Centros, Librada Carrera, que ha reconocido el compromiso social, la acogida a los más vulnerables y la atención a la diversidad en los centros católicos.
«La escuela católica es una aportación al bien común de la sociedad. El Ministerio de Educación es consciente de la importancia de los centros católicos, de su complementariedad y de que deben ser dotados de los recursos suficientes», ha concluido.
Cerró la inauguración la presidenta de Escuelas Católicas, Ana María Sánchez, para quien este evento es un recordatorio de «la misión, la identidad y el compromiso por la educación de cada institución». Así, ha animado a ver más allá de cada uno «para ver todo lo que somos y aportamos a la sociedad, para reconocernos como hermanos de este pueblo de Dios».