El proyecto fue presentado a los obispos durante la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, que tiene lugar estos días en Madrid
Dice Fernando Redondo, el nuevo director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, que el proyecto Hospitalidad Atlántica, liderada por la Iglesia en España, con la colaboración de diócesis de África occidental y la Santa Sede, es «un signo fecundo» de la sociedad que los cristianos quieren construir.
Una sociedad, explicó durante un encuentro informativo en el contexto de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, que acoja a todas las personas que vienen y están entre nosotros, desde las claves de la hospitalidad, la cultura del encuentro y la catolicidad. Así queda patente en la exhortación Comunidades Acogedoras y Misioneras, que recientemente presentaron al papa Francisco el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, y Xabier Gómez, OP, que fue director del Departamento de Migraciones de la CEE y obispo electo de San Felíu de Llobregat.
«No se trata solo de iniciativas de futuro, sino de presente, de promover rutas más seguras para nuestros migrantes. El gran objetivo es hacer realidad esos dos derechos que a la Iglesia nos preocupan: el derecho a ni migrar, que la migración se convierta en una opción no obligada, sino lo más libre posible; y el derecho a migrar», explicó.
Estos objetivos se materializarán ofreciendo información veraz a las personas que migran, buscando una vida más digna. Y por ello se ha editado una guía para su difusión en todas las diócesis. Se trata de herramientas que fomenten «espacios seguros», donde las personas puedan ser acogidas.
Durante el encuentro informativo, también participó el obispo responsable de la Pastoral de Migraciones, Fernando García Cadiñanos, que, al hilo de una pregunta sobre el Reglamento de Extranjería aprobado por el Gobierno, señaló que la Iglesia está ahora mismo implicada en que la Iniciativa Legislativa Popular de regularización salga a adelante.
Redondo aseguró que la reforma tiene aspectos positivos, pero es «insuficiente» y reiteró la necesidad de regularizar a los migrantes que ya están en nuestro país. Personas que, dijo, no vienen a delinquir, sino a trabajar. Y puso como ejemplo la situación de los temporeros que trabajan en los invernaderos en Almería y viven en condiciones infrahumanas. «He estado como misionero en Bangladés y en la Amazonía y no he visto la situación de Almería, con chabolas de plástico y cartón, sin agua…», sentenció.