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Navidad con niños necesitados y embarazadas con Sida en África

La Navidad, como a nadie se le escapa, es un día importante para los cristianos de Oriente y Occidente. Pero esta fiesta es, si cabe, un poquito más especial en la región oeste de Camerún. Aquí, en la diócesis de Bafoussam y, más concretamente en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Dschang, la celebración de la Navidad comienza la tarde del 24 de diciembre con la Misa de medianoche prolongándose hasta la Epifanía. Durante este tiempo se celebran diferentes actividades dirigidas por el equipo parroquial de animación pastoral, a las que están invitados todos los miembros de la comunidad. 

Me llamo María Pilar Ríos Sidro. Nací en Madrid el 22 de agosto del 36 —tengo 87 años— y entré a la comunidad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl a los 22 años. En 1973 llegué a Burundi, donde estuve trabajando por los más pobres durante 14 años. Hasta que fui expulsada del país, como la inmensa mayoría de los misioneros que llevamos el Evangelio al corazón del África negra.

Desde 1988, estoy en Camerún, donde vamos según se presenten las necesidades y urgencias de los pobres. Fui directora del Hogar Social de formación a jóvenes antes de llegar a Dschang. Aquí me ocupo de los cursos de Religión en el colegio técnico Santa Luisa de Marillac, doy formación a catequistas, pertenezco al consejo parroquial y al de gestión de la parroquia y también me ocupo de la cantina Cefonin, donde cada día comen cuarenta niños necesitados. Y muy importante: aquí donde estoy desde hace ocho años tenemos el hospital San Vicente de Paul y el centro Dream, donde junto a mis hermanas —somos ocho en comunidad— nos ocupamos de los enfermos de Sida, muchos de ellos mujeres embarazadas. 

Cuando se acerca la fiesta de la Navidad, organizamos la gran limpieza de la parroquia por dentro y por fuera, dejándola toda bella y brillante. Preparamos y montamos el nacimiento en la iglesia.

El día 24 por la tarde se inician las celebraciones de la Navidad de una manera muy especial, ya que a las 18:00 horas empieza un mini concierto de música navideña, un recital llevado a cabo por una de las corales de la parroquia. Al terminar el concierto, da inicio la celebración eucarística, en la que se administra el Bautismo solamente a los adultos. Al final de la Misa tiene lugar la visita al nacimiento, rezando y ofreciendo regalos al Niño Dios que ha nacido.

El día 25, la celebración de la Eucaristía tiene lugar por la mañana, en el curso de la cual reciben el Bautismo los niños de 0 a 5 años y los jóvenes. Estos últimos, más los adultos que fueron bautizados la víspera, reciben la Primera Comunión. Al final de la Misa, se realiza la visita al nacimiento.

El primer domingo después de Navidad se organiza en la parroquia la fiesta navideña para los niños. Y, después de esta, se continúa festejando en las casas y calles durante toda la semana. 

El día de la Epifanía, la Misa es solemne. En ella participan los diferentes jefes tribales de las comunidades de los alrededores, con su vestimenta típica: llegan como los Reyes Magos, ofreciendo al Niño diversos dones que se repartirán a los necesitados. Y al salir, tienen lugar las danzas tradicionales milenarias de África para festejar al Niño Jesús, el Rey de los reyes.

Siempre he estado muy feliz en la misión, y sigo estándolo. La vida y las particularidades locales que tienen las celebraciones africanas de la Navidad y la vida espiritual nos aportan luz y alegría. Desde Camerún, con toda la comunidad de Dschang, queremos desear una muy feliz Navidad a todos los lectores de ECCLESIA. 

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