El español Andrés Carrascosa, como decano del Cuerpo Diplomático, está articulando el diálogo entre el Gobierno y representantes de otros países en Ecuador
Ecuador ha vivido una semana muy delicada, con la intensificación de la violencia a cargo de grupos armados, cuya imagen más visible es el asalto en directo a un canal de televisión. El presidente del país, Daniel Noboa, que accedió al poder en noviembre, decretó el Estado de excepción y declaró que existe un conflicto armado interno.
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana realizó un llamamiento a la unidad, la paz y la fraternidad y animó a «no caer en el pánico estéril que hace el juego a los violentos ni en la ingenuidad de bajar los brazos creyendo que esta lucha es solo de quienes nos gobiernan»
Además, Rafael Cob, misionero español en Puyo, narró en ECCLESIA el drama que está viviendo el país en estos momentos: «Hay temor y la sensación de caos se ve alimentada por la pobreza y la corrupción».
En este contexto hablamos también con el nuncio en Ecuador, el representante del Papa en el país, el español Andrés Carrascosa.
¿Qué está sucediendo en Ecuador?
Llevamos años asistiendo al hecho de que existen grupos delincuenciales trans-nacionales, ligados a grandes cárteles de la droga colombianos y mexicanos —hay una lista de 22 grupos—. Son más de 7.000 muertes violentas en 2023. Ellos dominan las cárceles, donde no puede entrar la Policía. Y la violencia ha ido aumentando, llegando en estos últimos días a extremos nunca vistos en Ecuador, como la toma, en directo, de una televisión durante las noticias. El Gobierno ha decretado el estado de conflicto armado interno. Esto ha sido un shock muy fuerte, aunque hay otros países, de varios continentes, que lo han vivido anteriormente. El martes se vivió un momento de histeria colectiva, que tampoco ayuda. Pero la gente siente que se debía hacer algo. Y las fuerzas políticas, unánimemente, lo han respaldado.
¿Cuál debe ser el papel de la Iglesia y sus pastores, los obispos, en este sentido?
La Iglesia ecuatoriana se ha pronunciado inmediatamente y con firmeza, repudiando toda violencia, venga de donde venga, invitando a no caer en el pánico y el alarmismo —ha habido muchas fake news—, pero tampoco bajar los brazos, recordando que la salida pasa por estar unidos como pueblo y que la violencia no tendrá la última palabra.
¿Y la Santa Sede?
La Santa Sede apoya a los obispos, que son quienes conocen mejor la situación y son los que se expresan. Al mismo tiempo, el nuncio, como decano del Cuerpo Diplomático, ha articulado un diálogo entre el presidente de la República, con su Gobierno, y todos los representantes en Ecuador de la comunidad internacional. Los varios países han manifestado su apoyo sin fisuras a un camino, que puede ser duro y fatigoso, de lucha frontal contra la violencia de los varios grupos terroristas.