E
La Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso ha dirigido un mensaje por el Rosh Hashaná, el Yom Kipur y el Sucot.
La Subcomisión para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso ce la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha dirigido un mensaje a las comunidades judías de España con motivo de las fiestas que recientemente han celebrado de Rosh Hashaná (Año Nuevo) y Yom Kipur (Día del Perdón), y la que están celebrando en estos días de Sucot (Fiesta de las Tiendas).
El texto, firmado por el presidente de la citada subcomisión, Ramón Valdivia, y el director, Rafael Vázquez, quiere expresar «los vínculos de fraternidad que existen entre judíos y cristianos», ha informado la CEE a través de su web.
Señalan que la primera de ellas, Rosh Hashaná, «invita a elevar un cántico a Dios Creador, del que recibimos la vida como un don sagrado que judíos y cristianos estamos llamados a custodiar y hacer respetar en toda su integridad».
La segunda, la fiesta del Yom Kipur, «canta la infinita misericordia de Dios, que mira compasivo al ser humano en su debilidad para restaurarlo, perdonando sus culpas». «En una sociedad donde siempre se buscan culpables fuera y no se asume la propia responsabilidad, esta fiesta anima a hacer un examen de conciencia, a reconocer las propias faltas y pecados ante Dios, y a trabajar junto a todos los creyentes por la reconciliación y la superación de cualquier tipo de polarización social, causante de enemistades y rivalidades dolorosas», subraya Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso.
Del mismo modo, el mensaje habla de la Fiesta de las Tiendas o Sucot, que «es una alabanza al Dios de las Promesas, que acompaña y consuela a su pueblo por el desierto de esta tierra, donde aún resuena el llanto de las víctimas de la violencia y la barbarie, con la esperanza de un futuro de paz entre los pueblos».
A modo de conclusión, el mensaje episcopal desea a la comunidad judía «que no tengáis que volver a celebrar estas fiestas entre el estruendo de las bombas, y que en esta tierra todos los hijos de Dios entonen el único cántico que ha de brotar de los labios de los hombres y mujeres de fe: ¡Shalom! ¡Shalom! ¡Shalom! » .