El Pontífice alaba ante las autoridades y la sociedad civil el crecimiento y la resiliencia del país y advierte ante el «pragmatismo y la exaltación del mérito»
El papa Francisco ha reivindicado las relaciones humanas en su primer discurso en Singapur, una nación que ha crecido exponencialmente por su apuesta por el desarrollo tecnológico. Así ha comenzado la última etapa del viaje que le ha llevado por Asia y Oceanía.
«Las sofisticadas tecnologías de la era digital y el rápido desarrollo en el uso de la inteligencia artificial, no pueden hacernos olvidar que es esencial cultivar relaciones humanas reales y concretas; y que estas tecnologías pueden aprovecharse precisamente para acercarnos unos a otros, propiciando la comprensión y la solidaridad, y no para aislarnos de manera peligrosa en una realidad ficticia e intangible», ha subrayado en su discurso ante las autoridades, representantes de la sociedad civil y cuerpo diplomático.
El Pontífice ha definido la historia de Singapur de «crecimiento y resiliencia», resultado de decisiones racionales y no del azar. Y, en este sentido, ha valorado especialmente que en este proceso se haya esforzado por construir «una sociedad en la que la justicia social y el bien común se tengan en gran estima».
En cualquier caso, ha señalado el riesgo de «un cierto tipo de pragmatismo y exaltación del mérito, es decir, la consecuencia involuntaria de legitimar la exclusión de aquellos que se encuentran al margen de los beneficios del progreso».
«Alabo las variadas políticas e iniciativas puestas en marcha para sostener a los más débiles, y espero que se preste una particular atención a los pobres, a los ancianos —cuyos esfuerzos han plantado los cimientos del Singapur que hoy conocemos— y también para tutelar la dignidad de los trabajadores migrantes, que tanto contribuyen a la construcción de la sociedad, y a quienes hay que garantizarles un salario justo», ha agregado.
El papel de la Iglesia en Singapur
Tras recordar que el viaje se produce por el aniversario de las relaciones entre la Santa Sede y esta ciudad-Estado, Francisco ha afirmado que la Iglesia se ha esforzado por ofrecer su aportación peculiar al progreso de esta nación, sobre todo en los sectores de la educación y de la salud, «valiéndose del espíritu de sacrificio y dedicación de los misioneros y de los fieles».
Asimismo, ha promovido «el diálogo interreligioso y la colaboración entre las distintas comunidades de fe, con espíritu de apertura y respeto recíproco, actitudes fundamentales para la construcción de una sociedad que sea justa y pacífica».
Al final de su intervención, el Papa ha recordado que Singapur tiene un papel en el orden internacional, «amenazado por conflicto y guerras», por su apuesta por el multilateralismo. También ha señalado la importancia de la familia, que debe ser protegida, y el impacto de la crisis medioambiental.