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Cardenal Boscos

Cardenal Bocos: «Estamos llamados a ofrecer a este mundo tenso y dividido un testimonio de fraternidad»

El purpurado participa en la inauguración de la 53ª edición de la Semana Nacional de Vida Consagrada, que aborda la comunión y la fraternidad como «tareas siempre pendientes»

El cardenal Aquilino Bocos ha hecho este miércoles una llamada a todos los consagrados a ser «expertos en comunión y a ofrecer a este mundo tenso y dividido, en el que vivimos, un testimonio inequívoco de fraternidad». «Es nuestra mejor contribución a la sinodalidad en la Iglesia y a la paz en todos los pueblos», ha agregado.

El que fue fundador de la Semana Nacional de Vida Consagrada ha inaugurado la 53ª edición, que, organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR), reúne a cientos de religiosos y religiosas hasta en sábado en Madrid, ha explicado que la misión de la vida consagrada es «ser luz del mundo y levadura en la masa».

«Y ayudar a pasar del desencanto a la esperanza, del egoísmo al amor, del miedo al coraje, de la hostilidad a la convivencia, de la lucha a la paz y del desinterés a la acogida y la hospitalidad», ha continuado.

En su opinión, hoy hay tensión en las diferencias, pero ha recalcado que «ser distintos no significa ser opuestos». «Observamos diferencias, discordias, contraposiciones. Esto es normal en la biodiversidad en la que nos hallamos en todos los ámbitos, también de la vida consagrada, que refleja la diversidad de mentalidades, lenguas, culturas y razas. Lo lamentable sería no poner correctivos a la división, al egoísmo y al desencuentro», ha dicho.

En este sentido, ha pedido estar atentos a la tentación «del desarraigo, de la desnutrición y de la carencia de energía para la complementariedad, la concordia y la colaboración, que nos ayudan a mirar hacia adelante con serenidad y esperanza».

«Mirar a las raíces nos hace agradecidos, confiados y propositivos. El don del Espíritu hace germinar el milagro de la fraternidad. La concordia y la colaboración redoblan la fecundidad de nuestra misión evangelizadora. La comunión nos hace fecundos», ha agregado.

Más audaces y propositivos

Por su parte, María José Tuñón, directora de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, ha dicho que la comunión y la fraternidad «nos urgen» en un momento histórico donde hay escasez de puentes. Así, ha hecho una llamada a ser «más osados, más audaces y propositivos para dar lo nuestro, Jesucristo». «Su nombre nos llena de gozo y nos pone el corazón ardiente», ha afirmado.

Así, ha subrayado la necesidad de trabajar por la fraternidad, pues «todos estamos en la misma barca», y ha confesado que en los años de trabajo en la Comisión Episcopal de Vida Consagrada su mirada y corazón se han ensanchado para toda la vida consagrada. «Juntos, podemos ser esos mensajeros llamados a hacer presente el banquete del Reino», ha concluido.

Jesús Miguel Zamora, secretario general de la CONFER, ha reflexionado sobre por qué comunión y fraternidad siguen siendo tareas pendientes. «Estamos llamados a vivir, no pura inercia, sino a traspasar los límites de la rutina, una cierta acedia, para decirnos que Dios es Pascua y comunidad, que la fraternidad se rehace en el vivir cotidiano», ha destacado.

Francisco García, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, ha señalado que comunión y fraternidad deben ser reflexionadas en lo concreto y no quedarse solamente en palabras.

Comunión sin prisas

Adolfo Lamata, superior provincial de los Misioneros Claretianos, ha añadido que la comunión no se hace con prisas, sino que necesita su tiempo, «porque la comunión, sobre todo, se recibe de aquel que la tiene y la vive plenamente, Dios Padre, Dios hijo y Espíritu Santo».

Lamata ha transmitido el saludo del superior general de la congregación y presidente del ITVR, Mathew Vattamattam: «Creemos que la vida consagrada tiene un papel que desempeñar para dar testimonio del Señor de manera profética. Necesitamos caminar juntos con la rica diversidad de carismas que enriquecen a la Iglesia. El Instituto comprometido plenamente con la causa de la vida consagrada es un ejemplo en el que juntos podemos hacer mucho en la Iglesia».

Simona Brambilla, secretaria del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, ha dicho a través de un mensaje que «la comunión y la fraternidad nos invitan a superar las divisiones y diferencias que pueden separarnos, para abrazar la unidad en la riqueza de las diferencias».

«Es a través de compartir la oración, la reflexión y el diálogo que podemos crecer juntos, aprendiendo unos de otros y apoyándonos mutuamente en nuestro camino de fe», ha continuado.

Finalmente, el claretiano Antonio Bellella, director del ITVR, ha destacado que «la comunión nos hace fuertes y la fraternidad creíbles» y ha pedido no ver tanto las dificultades como armonizar las diferencias en un proyecto común.

«No son las grietas de nuestras comunidades lo que debe preocuparnos, sino la falta de solidez para creer en la fuerza de la comunión y la fraternidad», ha concluido.

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