Católica y banquera: Carmela Arias, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
Dña. Carmela Arias y Díaz de Rábago, Condesa de FENOSA falleció el 27 de octubre de 2009, a los 89 años de edad. Nacida en 1920 en La Coruña, cursó sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón de Barcelona –religión en la escuela- y se casó en 1966 con el empresario Pedro Barrié de la Maza. Al fallecer éste en 1971, pasó a presidir la Fundación que lleva su nombre, la empresa Gas Madrid y el Banco Pastor, constituyéndose así en la primera mujer banquera en Europa, y la única que lo hizo en España durante muchos años.
El 11 de diciembre de 1981 donó la práctica totalidad de su fortuna personal a la mencionada Fundación, al igual que hiciera su marido al ponerla en marcha . A través de ella desarrolló una profusa actividad en tres frentes: la ayuda a la educación, en especial la de los jóvenes, la ayuda social y el amor pro la belleza plasmada en el arte. Respectivamente y convencida de que la formación académica es fundamental para abrirse camino en la vida concedió más de 15000 becas para estudios a jóvenes desfavorecidos , fomentó programas de reinserción de presos, y contribuyó a la restauración del Pórtico de la Gloria y el Coro Pétreo de la Catedral de Santiago de Compostela, entre otras muchas actividades -incluída la construcción del Aeropuerto de La Coruña- desarrolladas “…por amor a Galicia” como le gustaba expresar. Fue miembro de Honor de la Organización Mundial para la educación Preescolar y Vocal del Real Patronato de Educación y Atención a Deficientes.
De profunda religiosidad católica, de misa diaria, manifestaba en su ingreso como Académica de Honor en la Academia Gallega de las Ciencias , que la verdadera ciencia debía llegar a “…construir un humanismo vigoroso, fundado científicamente y enraizado en el Creador”, palabras que parecen tomadas de la encíclica Fides et Ratio de san Juan Pablo II. Cuando se refería a cómo debía llevarse a cabo el trabajo en la banca , concretamente en la Junta de Accionistas del Banco Pastor en 1994, parecía tomar las palabras de Benedicto XVI en la encíclica Charitas in veritate, al afirmar “…Nuestra cultura empresarial no puede conformarse con una ética de simple compromiso, ni es suficiente, en la mayor parte de los casos, el frío cumplimiento de la legalidad. Es necesario. Por el contrario, recuperar los principios éticos como motor de los comportamientos empresariales…que no pueden ser sustituídos ni por la legalidad, ni por las presiones sociales”. Al recibir el galardón, por vez primera concedido a una mujer, de Gallega del Año en 1996, comentó “Si Dios me da fuerzas, seguiré en el empeño de seguir luchando”.
Conocida su faceta religiosa, es de destacar entre las muchas condecoraciones y nombramientos que recibió en vida –con varios doctorados Honoris Causa y Cruz de Isabel la Católica incluída- la de la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice, máxima condecoración que el Papa da a un laico, instituída por León XIII para premiar el amor y fidelidad a la Iglesia Católica y el trabajo por los más desfavorecidos.
También fue nombrada Dama de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, en cuyos estatutos figuran las características de quienes pertenecerán a ella…”Como autodisciplina, generosidad y valentía. Quien no tuviera la firme voluntad de desarrollar y profundizar estos comportamientos en su vida, jamás puede convertirse en sepulcrista. El celo por la renuncia en medio de esta sociedad de la abundancia, el compromiso generoso a favor de los más débiles y la falta de protección, la lucha valiente por la justicia y la paz, son las características de la Orden del Santo Sepulcro”.
Lazo de Dama de la Orden
No se la conoce una palabra en contra de su condición de mujer, en contra de la Iglesia, frentes contra los cuales un laicismo mal entendido hace estragos en la actualidad. El reconocimiento de esta labor en su Galicia natal es unánime.